Cataluña

Pocas personas tienen razones de peso para ser  seguidores de un equipo de fútbol u otro. Yo, sí: Mi padre era del Real Madrid. Yo, por aquello del choque generacional, del Barcelona.

Me gusta Joan Manuel Serrat; y me emociono cada vez que oigo –o canto–  “Mediterráneo”, lo mismo que me emociono cada vez que escucho –o canto– “Ne me quitte pas”.

Siento como un poco mío a Ausias March –por cierto, valenciano– y leo con gran placer a Eduardo Mendoza, barcelonés, lo mismo que a Julio Llamazares, leonés.

No soy pro-catalán. Mejor dicho, soy tan pro-catalán como pro-andaluz, pro-murciano o pro-riojano.

No soy nacionalista. Probablemente, porque he viajado. El nacionalista es como aquel campesino paleto, que cree que sus tomates son los mejores del mundo  y que, si no se los quitan de las manos, es porque está rodeado  de gilipollas, que no saben valorar lo bueno.  Y en lugar de intentar caer bien al cliente, lo pone a parir.

Viene esto a cuento por las  recién celebradas elecciones autonómicas en Cataluña. Todos estaban contentos, una vez se conocieron los resultados.

Unos, Junts pel sí, porque ganaron, aunque perdieron.

Otros, PSOE y PP, porque perdieron, pero poco.

Los de más allá, Ciutadans, porque, aunque no ganaron, ganaron.

Pablo Iglesias tenía un poco de mosqueo y la CUP, ni fu ni fa, pero sin Artur Mas.

Éste podría ser  el resumen de lo ocurrido.

La pregunta del millón es:

¿Qué va a pasar ahora?

Seguramente,  seguiremos oyendo reproches tipo “qué mal cocinas”, “me escatimas el dinero de la compra”, “eres una derrochadora”, “ya no  se te levanta”, “no sabes lo que dices”, “me voy, porque no te soporto”, ¡Ay de ti!, “pues anda que tú…” .

¿No sería conveniente que los que tienen la obligación de hacerlo se sentaran e intentaran un acercamiento?

¿No sería conveniente, además, un poco de pedagogía, para, fuera de campaña, explicar,

con claridad, sin acaloramientos, cuáles serían las consecuencias de un divorcio por la brava?

¿Es posible que a nadie se le haya ocurrido? ¿A ti tampoco, Mariano?

Confieso un secreto: También soy de la Ponferradina.