EBD Asociación Cultural Ecobierzo presentó esta mañana ante el ayuntamiento de Carracedelo alegaciones contra la apertura de una granja de cría de visón americano proyectada en este municipio por un particular.
En su escrito el colectivo conservacionista berciano argumenta su oposición en base a una serie de consideraciones entre las que destaca el hecho que en los países de Europa en los que se autorizó la instalación de dichas granjas (Holanda, Reino Unido, Alemania, Suiza, Croacia) se esté procediendo a su cierre y se haya prohibido la apertura de otras nuevas. Esto como consecuencia del gran impacto medioambiental que estos pequeños depredadores tienen en los ecosistemas cuya fauna autóctona (incluida la piscícola) tienden a desplazar o hacer desaparecer en esos ámbitos.
De hecho, Holanda ha fijado para el año 2024 el cierre definitivo de todas estas instalaciones y éste es uno de los motivos que, según el colectivo, impulsa a las empresas que se dedican a este negocio a solicitar licencias en España donde la legislación es más laxa.
El visón americano es un notable depredador que se adapta fácilmente a múltiples hábitats, compitiendo en ellos por los recursos con los carnívoros autóctonos, tales como la marta, la gineta, la comadreja o la nutria. También tiene tendencia a suplantar al visón europeo y es un gran enemigo del desmán ibérico, una especie protegida por el plan europeo Life, desarrollado con fondos de la Unión Europea.
Asegura Ecobierzo que pese a las extremadas medidas adoptadas en los diferentes países para impedir fugas de esta especie alóctona ha resultado imposible conseguirlo, habiendo conseguido miles de ellos evadirse, lo que está creando un serio problema a la protección de la biodiversidad promovida desde la Comisión Europea y obligado a las administraciones estatales a realizar costosas campañas para su erradicación.
Por otro lado, los ecologistas sostienen que a estas granjas dedicadas a la industria peletera se le asocian distintas enfermedades causadas por agentes biológicos, tóxicos y cancerígenos. Así, sus trabajadores estarían expuestos a hongos, tétanos, ántrax, leptospirosis, afta epizoótica, fiebre Q o brucelosis. Además, sostienen que estas granjas generan escasos puestos de trabajo y que con frecuencia las retribuciones de los empleados que trabajan en ellas apenas llegan al Salario Mínimo Interprofesional.