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La Deportiva de Munitis se presentó tumbando al Racing (1-0), que hasta este fin de semana era el líder del grupo, en un partido que sirvió para reconciliar a los blanquiazules con El Toralín.
Tras diez jornadas y con cambio de técnico incluido, la Ponferradina fue, por fin, el ‘coco’ que se imaginaba. El conjunto berciano mostró una imagen radicalmente distinta a la que había ofrecido hasta la fecha. La apatía y la falta de intensidad de la era Herrero dejó paso a la garra de un Munitis que contagiaba desde la banda.
No hizo falta un fútbol de ensueño. Tampoco un carrusel de ocasiones. Dominando el ‘otro’ fútbol, con picardía y con un ritmo que asfixió a los cántabros, el conjunto berciano se llevó tres puntos que permiten mirar con optimismo al futuro.
Cambio radical
Munitis dejó su impronta desde antes de que el balón empezara a rodar. El cántabro cambió el sistema, apostando por un 4-4-2 con Rayco y Figueroa en punta y Abel Moreno como sorprendente interior izquierdo, una fórmula que dio resultado. El carrilero fue de lo más destacado de la Deportiva en una primera mitad en la que los blanquiazules sometieron al Racing.
Faltaron las ocasiones, pero incomodar hasta el punto de desquiciar al que hasta este domingo era el líder del Grupo fue el primer síntoma de que algo había cambiado en la Deportiva. La ‘a priori’ improvisada dupla formada por Cidoncha y Chavero en la medular impuso su jerarquía, mostrando su versión más guerrera. A pesar de la tempranera amarilla que vio el ex del Murcia, el centro del campo fue de los blanquiazules, que se movieron como pez en el agua en el cuerpo a cuerpo que tanto daño les había hecho en los primeros compases de curso.
En ataque, todo pasó por Abel Moreno. Bien a balón parado, bien con balones colgados desde la banda, el conjunto berciano consiguió vivir perturbar a los cántrabros, aunque seguía sin llegar la ocasión que hiciera justicia a su superioridad.
El descanso no calmó el ímpetu berciano. A base de garra, la Deportiva consiguió encerrar a los cántabros en su área, aunque ni Figueroa ni Rayco conseguían llegar a ese último pase que les permitiera encarar a Iván Crespo. Una hora hubo que esperar para ver el primer disparo a puerta, obra de Figueroa, cuyo remate a centro de Abel Moreno se marchaba fuera por milímetros.
Cuando el cansancio empezaba a pasar factura, Munitis movió ficha. Caiado sustituía a Rayco y Núñez debutaba por un Menudo desaparecido en ataque, pero muy trabajador en defensa. Los cambios también devolvían a Chavero a la banda, desde donde apareció para marcar el gol que hacía estallar El Toralín.
En la enésima internada, Abel Moreno ponía un centro al segundo palo que el centrocampista remataba de forma soberbia para batir a Iván Crespo con un disparo cruzado.
Quedaba algo más de un cuarto de hora y se esperaba un asedio del Racing, aunque no les hizo falta encerrar a los bercianos en su área para rozar el empate. Ya en el descuento y después de que Figueroa y Adán Gurdiel tuvieran en sus botas la sentencia, el larguero salvaba al rescate de la Deportiva para repeler que un cabezazo de Óscar y los tres puntos se quedaron en El Toralín.
La situación ha cambiado bastante pero debemos esperar algún partido más para hacer un análisis más profundo del cambio.
El equipo jugó con garra, con intensidad y con agresividad, peleando todos los balones y a veces hasta con tintes de buen fútbol. Hace falta que los jugadores entiendan que en esta categoría hay que ser más prácticos y no conducir tanto el balón, porque lo único que trae consigo la excesiva conducción es la pérdida de balones.
Mi felicitación a todos los jugadores y a los dos técnicos por el trabajo realizado para conseguir el triunfo, con su esfuerzo se han ganado a la afición, deben seguir la misma linea y no les fallaremos.