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Perdidos 20 millones de euros en el Ayuntamiento

Esta semana hemos tenido conocimiento del montante total de deuda que, tras varias legislaturas del Partido Popular, han quedado en el Ayuntamiento de Ponferrada, a saber, 90 millones de euros mondos y lirondos. Detrás de esa espectacular como escalofriante macrocifra, se esconde una crítica contra la etapa del PP y el anuncio del inicio de una nueva etapa, la del llamado Bipartito, ya saben, los de Ismael sin Ismael con los del PSOE fuera del PSOE. Y es que en Ponferrada todo es así, a lo complicado. Porque claro, somos diferentes, comarca con sentimiento de provincia, leoneses por lo legal y galegos por lo civil. Ya me entienden ustedes.

Pues bien, raudos salieron los ediles de la gaviota ahora en la oposición para aclarar que nones, que de 90 millones nada de nada, que a lo sumo 70, y que el resto no había manera humana y contable de saber de dónde podrían argumentarlo los ahora gobernantes de nuestros destinos. Y claro, declaraciones aparte sobre Titánic o Nerón, se pusieron cachondos nuestro políticos, lo cierto es que el tema ha derivado en tertulias de los compis radiofónicos, televisivos y artículos de opinión sobre los matices y las fórmulas contables.

A este periodista, cada día menos de letras en el ejercicio de su tarea pero menos de ciencias en su concepción de la vida, lo que más le ha llamado la atención es el sentir de muchos ciudadanos en las tertulias de café, las más auténticas. En éstas, créanme señores representantes de lo público, la gente se hace de cruces cuando comprueban que 20 millones de euros se pueden encontrar o perder en los papeles de tesorería así como así. En un mundo donde se pelea hasta el último céntimo por aquello de la escasez, el mundo real de por aquí abajo, eso no se entiende de ninguna forma.

Por si sirve de algo y con la mejor de las intenciones, aquí dejamos en la sección L@s caras de la noticia una imagen de un buen texto de Contabilidad Básica Pública para que lo busquen, lo lean y, a lo mejor, se pongan de acuerdo. Todo sea para que luego no paguemos nosotros el pato, digo el fallo.