¡Ya estoy de vuelta! Y en día festivo, como a mí me gusta. Superada la Semana Santa, el Día del libro y la primera cita electoral me siento como si hubiera superado ya la mitad del camino y como si tampoco hubiera sido para tanto. Tiene razón el positivismo cuando dice que no vale la pena agobiarse con las cosas antes de que sucedan.
La Pasión fue lluviosa pero al final perdonó a los religiosos que pudieron sacar en procesión buena parte de sus imágenes y perdonó también prácticamente el cincuenta por ciento de una campaña a las generales con cuatro grandes frentes que pasó sin pena ni gloria por la comarca.
La literatura y el enfado de los libreros fueron los protagonistas del Día del libro en Ponferrada, posiblemente mi cita preferida en el año. Y el 28A… ¡Ay cuántas sorpresas dejó el 28A! La noche del domingo estuvo marcada por los rostros desencajados, por la alegría y por el fracaso de unos y otros representantes políticos. Tan solo dos semanas de preludio para lo que se nos viene encima, porque la fiesta de verdad empieza ahora.
Si bien las últimas elecciones municipales de mayo de 2015 ya fueron agitadas en el Bierzo, con la concurrencia del mayor número de partidos a unos comicios en la historia de Ponferrada todo es superable y para muestra un botón. Doce candidaturas se la juegan para obtener una de las 25 sillas del salón plenario de la capital del Bierzo.
Los portavoces van cogiendo posiciones para la salida de la carrera por los votos que comenzará de manera oficial la madrugada del próximo día 10. Hagan sus cálculos por 12 de mítines, encuentros con vecinos, promesas por cumplir y castillos en el aire de empleo, Salud y recuperación económica para una comarca que se está quedando rezagada en el progreso. Cojan fuerzas este 1 de mayo que todavía queda el último empujón, reflexionen y voten. Que no nos puede durar menos de un mes el gusto renovado por ejercer nuestro derecho al sufragio.