El primero se plantó este fin de semana frente a la iglesia de San Martín, entre Salas y Lombillo. El segundo, este lunes, en la puerta del ‘Gil y Carrasco’, en Ponferrada, con la ayuda de sus alumnos, quienes, en el bicentenario del escritor que da nombre a su instituto, han ejercido de ‘padrinos’ y ‘madrinas’. Y así, sucesivamente, en todas las localidades del municipio, se llegará hasta 30, toda una ‘Ruta de Acebos’, que se llamará tal cual. El acebo es un árbol protegido y en peligro de extinción, y autóctono en el Bierzo.
«Queremos que sea una tradición, queremos que el acebo sea el árbol de Navidad de cada pueblo del municipio de Ponferrada, con la idea de que, dentro de bastantes años, se pueda hacer un ruta por estos acebos», afirmó la alcaldesa, Gloria Fernández Merayo.
Este arbusto de hoja perenne es una de las plantas navideñas por excelencia, introducida por la Iglesia Católica en sus inicios para sustituir al pagano muérdago. Pero el acebo ya era utilizado por los antiguos celtas. De hecho, una antigua historia de esta cultura bajo el nombre de “El rey Roble y el rey Acebo”, contaba a principios del invierno cómo el Rey Roble reinaba sobre la mitad luminosa y cálida del año, cuando sus hojas verdes estaban en su mayor esplendor. En cambio, el Rey Acebo reinaba sobre la parte oscura y fría del año, cuando el Roble perdía sus hojas y el Acebo, sin embargo, mantenía el verde de sus hojas y se adornaba de bayas rojas.
La plantación de acebos ha sido una propuesta de Coalición por el Bierzo a sus socios de gobierno del Partido Popular en Ponferrada, que la han recogido con ilusión y que, según explicaba hoy la alcaldesa, pasará a la posterioridad. “Los chicos del Gil y Carrasco enseñarán a sus hijos y a sus nietos este acebo que hemos plantado hoy”, destacó. Porque un acebo suele vivir unos 100 años, si bien hay ejemplares que han llegado a los 500.