Los dos han sido alcaldes de Ponferrada. Yo diría que buenos alcaldes.
Los dos han sido controvertidos, aunque por distintos motivos: Uno, por una sentencia judicial que lo separó de la alcaldía y de la política durante algún tiempo. El otro, porque ha sido víctima de eso que llaman el “aparato” del partido, que, primero, te bendice y, a continuación, te crucifica.
Para ambos ha debido de ser muy dolorosa la decisión que, en su momento, tomaron. Uno, se fue de la alcaldía en una situación muy cómoda –mayoría absoluta– y con una gestión a sus espaldas que muchos califican de brillante, urbanísticamente hablando. Aunque la sentencia no lo obligaba a irse, creo que adoptó la decisión correcta; cualquier otra fórmula habría sido inviable, dada la presión mediática que se desató a escala nacional. Se fue antes de que, desde dentro, lo forzaran a irse.
Todavía hoy, pasados ya más de doce años, lo recuerdan más como el alcalde condenado por acoso sexual que como el gestor expeditivo y eficaz que modernizó la ciudad. Creo, a pesar de las diferencias ideológicas que nos separan, que no es justo. No se puede seguir juzgando y condenando a un ciudadano eternamente.
El otro, se fue del partido porque en él prevaleció la palabra dada, el compromiso contraído, sobre los vaivenes de un superior político que nunca debió ser secretario de organización del PSOE. ¡A quién se le ocurre, Rubalcaba!
Podría haber dado marcha atrás y haber quedado cuatro años en la oposición, a la espera de las elecciones municipales del mes que viene, pero adoptó una decisión complicada y siguió adelante con la moción de censura, sabiendo las consecuencias que tendría.
Yo, habría hecho lo mismo, Samuel.
Estos días, los dos son noticia. Uno, porque se va ¿definitivamente? de la política. Creo que hace lo correcto y que ha sabido medir bien su tiempo. No hay nada más lamentable que el viejo boxeador que va arrastrándose por los cuadriláteros a cualquier precio.
El otro, porque se queda. A estas horas, desconozco bajo qué siglas concurrirá a la próxima cita electoral, aunque sospecho que lo hará dentro de alguna candidatura independiente, acompañado de algunos miembros del actual equipo de gobierno.
Entiendo que lo hace porque tres años escasos son poco tiempo para sacar adelante un proyecto. Tiene toda la legitimidad del mundo para hacerlo.
Sospecho que yo, habría hecho lo mismo.
A los dos, a Ismael Álvarez y a Samuel Folgueral, como ciudadano de Ponferrada, les doy las gracias y les deseo toda la suerte el mundo.
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