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Antolín, el cura que también le reza a Bach

 

Nació por y para la música, aunque fue la celestial la que le iluminó el camino, después de pasar por el Seminario. Entonces, cuando Antolín de Cela era un joven apasionado por las Humanidades,  el Seminario no era tan hermético como se pintaba desde fuera. Era un nido de cultura, un referente para cultivarse interior y exteriormente hasta que llegado el momento de estudiar Teología,  había que decidirse por el camino de la ordenación como sacerdote, o dejarlo. Antolín se quedó con lo difícil. Eligió ser cura. Un cura con destacados conocimientos musicales, porque la música ha sido su compañera desde pequeño cuando empezó a cultivar el solfeo y el piano. Pasando por los “Clavelitos” con el movimiento estudiantil en el que siempre estuvo metido, y gracias al que aprendió a tocar la guitarra, el laud y el acordeón. Antolín de Cela, nuestro Prelado de Honor, nuestro Obispo del Bierzo, va a recibir otro título honorífico el del Instituto de Estudios Bercianos, organización con la que empezó a colaborar en los primeros tiempos como aficionado en la sección de Música, organizando audiciones musicales, conciertos, las populares rondas a la Morenica. Merece la pena reproducir e interpretar en estas líneas, parte de la entrevista realizada en nuestra emisora, en el programa de Onda Bierzo “La Música de Tu vida”, Antolín de Cela, le contó a Ricardo L. Témez, su biografía, con la armonía,  como hilo conductor. Llegó a Ponferrada desde el Barco de Valdeorras, donde había creado la Coral “Estrelecer” que por las noches irrumpía con sus cánticos por el Malecón. Le pidieron que por su preparación viniera a tocar el órgano a la Basílica de la Encina y también a dar clases en el Gil y Carrasco en sustitución del profesor Carro Celada, que lo dejaba, para ir a dirigir una revista a Madrid. Y así se vino Antolín, el de la Ribera baja del Orbigo, a la Ribera del Sil donde lleva ya casi 40 años. Ahora el Instituto de Estudios Bercianos, que atina siempre con una certeza sobresaliente en la elección de sus homenajeados, quiere reconocer las innumerables aportaciones de Antolín al enriquecimiento de nuestro patrimonio histórico, artístico y cultural, en muchas vertientes por todos conocidas. Pero la música le apasiona, y muchos se sorprendería al saber que de entres sus muchas preferidas, los Beatles ocupan un lugar preferente, con ese himno que el mismo define como un canto a la tolerancia: “Let it be” , Déjalo Estar, que te quita al miedo a la vida, que te anima a hacer lo que en la década de los 60 a 70 perseguían los movimientos sociales: un mundo mejor. Por eso siempre ha trabajado Antolín, por hacer un mundo mejor, para todos, entre quienes más lo necesitan. “Lo poco bueno que he hecho”, confesó en la misma entrevista…”lo he hecho con la gente que colabora conmigo y emplea su tiempo libro como voluntario”. El mismo lo reconoce, además de a la Virgen de la Encina, también le reza a Bach. De los grandes compositores clásicos es quien despierta en él,  una extraordinaria admiración, porque sus piezas musicales significan oración, el lenguaje de su música lo llena todo, en la esfera de Antolín de Cela. Antolín, sigue en proceso de creación, componiendo la difícil partitura a la que también se tendrá que enfrentar la religión y el catolicismo, en años venideros. Animo y que Dios y la Morenica, sigan iluminando tu libertad.