Arturo Pereira acaba de cumplir 25 años al mando de la Policía Municipal de Ponferrada, primero como Mayor y ahora como Intendente Jefe. Un cuarto de siglo que da para muchos momentos buenos y malos, pero sobre todo para mostrar un gran orgullo por el trabajo social que realizan los agentes ponferradinos, que quedó patente en los peores días de la pandemia.
¿Cómo era Arturo Pereira hace 25 años?
Mucho más joven –ríe–, pero con las mismas ganas. Venía del ejército y de la universidad, que fueron dos escuelas fundamentales para mí, y el Ayuntamiento está siendo otra escuela que espero que me sirva para seguir aprendiendo hasta el día que me jubile.
¿Se guarda algún momento especial de este cuarto de siglo?
Momentos especiales hay muchos, sobre todo compartidos con mis compañeros. Evidentemente, uno de ellos fue el día de mi toma de posesión, que estaba mi difunta madre muy orgullosa, mi mujer, amigos… ¿Por qué digo esto? Porque siempre es importante ser jefe de policía, pero sobre todo es importante serlo en tu ciudad. Para mí es un orgullo y me ha permitido conocer gente, desde alcaldes a personas anónimas, algunos fantásticos y otros no tanto, pero hay que quedarse con lo bueno.
Se me ocurre que un momento positivo para la Policía Municipal ha sido el Mundial de ciclismo de 2014…
Ojalá volvamos a tener un campeonato del mundo aunque sea de parchís en Ponferrada. A nosotros el Mundial de ciclismo nos colocó en la primera división de las policías municipales de España, porque no todas las policías tienen la posibilidad de organizar y coordinar un evento así en cuanto a diseño, planificación y ejecución. De hecho, fuimos los primeros. Nos convertimos en una organización transversal que además de la seguridad nos ocupábamos de colaborar en cuestiones como la organziación de recorridos con la UCI (Unión Ciclista Internacional), planificación… Fue un trabajo muy intenso durante los dos años previos hecho con pocos recursos pero con mucha humildad y mucha eficacia, llegando incluso más allá de nuestras competencias.
El aspecto organizativo salió muy bien.
Puedo decir pasados los años que no dudé ni lo más mínimo de que Ponferrada sería capaz de organizar un Mundial de ciclismo. Había dudas de que el Ayuntamiento y la ciudad pudieran hacerlo, pero ahí están los resultados y la valoración de la UCI. Lo hicimos francamente bien y fue un éxito de toda la ciudad.
Afortunadamente, en Ponferrada no estamos acostumbrados a grandes desgracias, pero nos ha tocado vivir una pandemia.
Momentos malos los hay a diario en todas las policías del mundo y la pandemia ha sido especialmente dura, mucha gente se ha quedado atrás y los primeros momentos eran de temor porque no se sabía qué ocurría ni las consecuencias. Recuerdo ir al trabajo sin nadie en la calle, cuando estaba acostumbrado a encontrarme con mucha gente, y llegaban las doce y no había nadie, llegaban las ocho de la tarde y no había nadie… Todavía hoy estamos sufriendo esas consecuencias, va a costar salir, pero vamos a salir.
¿Le molesta que lo que quede de la labor de la Policía Municipal en estos dos años sean las multas?
¡Si las han anulado todas! –ríe–. Gran parte de nuestro trabajo, y ahí están las estadísticas, es de ayuda social, y eso también es parte de los conceptos de seguridad. En el tema de las denuncias que se pusieron en su momento, la Policía Municipal se limitó a cumplir con su obligación siguiendo órdenes del Gobierno, que asumió el control de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Había que garantizar esa no circulación de las personas, porque se creyó que era lo más operativo, y de ahí surgieron incumplimientos porque hay personas que no están dispuestas ya no a cumplir con la norma, sino a ser solidarias, y se inventaban mil excusas para salir a la calle. Para mí eso es una falta de solidaridad en un momento en el que estaban muriendo miles de personas. Nosotros intentamos hacer nuestro trabajo con prudencia pero con firmeza, porque estaba en juego la vida de las personas.
La labor de ayuda fue muy grande, especialmente en los primeros momentos.
Eso ha sido lo más gratificante, porque cuando no había prácticamente nadie que pudiera entrar a los domicilios covid y tenían que resolverse necesidades primarias de personas fundamentalmente mayores que estaban solas y que necesitaban dinero o alimentos, se requería un agente de la autoridad, porque no se le puede dar a cualquiera una tarjeta de crédito para ir al banco a sacar dinero, y eso lo hizo la Policía Municipal. Nos inventamos un sistema de aislamiento en los coches para trasladar al hospital a familias en aislamiento para hacerse las pruebas a ver si habían pasado la enfermedad. Eso lo hicimos durante meses y estamos encantados, porque nos ha dado a conocer a la población y ha sido muy bueno para nosotros.
¿La Policía Municipal de Ponferrada es de los que sí salen mejores de esta pandemia?
Sí. Yo creo que para nosotros, y esta frase creo que la dijo el presidente del Gobierno y le han criticado por ello, tiene que ser una oportunidad de mejora. Ha sido y es un drama, pero también se han hecho cosas muy buenas y nosotros hemos salido reforzados de cara a esa valoración de la ciudadanía porque hemos hecho un ejercicio de solidaridad hacia las personas, salvo, insisto, hacia aquellos que son indolentes e indiferentes al dolor ajeno.
Volvamos a sus 25 años de mandato y lo que ha cambiado la policía en este tiempo, empezando por su cambio de sede al parque del Temple.
Me gusta decir que son unas instalaciones adecuadas no sólo para nosotros, sino también para la ciudadanía. Piensa que a nosotros mucha gente viene a contarnos sus intimidades, a veces con ánimo de que simplemente les escuchemos y otras para resolver problemas, pero todas tienen derecho a tener intimidad, seguridad y discreción, algo que ahora tenemos. Estamos trabajando para que esa jefatura del Temple tenga una imagen más próxima para que, en cuanto se pueda, acuda el mayor número de personas a interactuar con nosotros.
¿Cómo están en cuanto a número de agentes?
No llegamos a los que sería deseable porque se han jubilado mucho y las reposiciones se están compensando con las bajas, pero espero que a final de este mandato se alcance la cifra de 81 que se ha marcado. No es lo ideal, porque Ponferrada además de población tiene una extensión muy grande y con poblaciones dispersas. Somos una policía humilde, escasa de recursos, pero con mucha voluntad y muchas ganas de trabajar, por eso hemos podido hacer tantas cosas.
¿Y en cuanto a medios materiales?
Escasos también, porque somos un Ayuntamiento que no es capital de provincia, con recursos económicos escasos, con personal escaso, policía escasa… pero lo suplimos con esas ganas de trabajar. Me gustaría señalar que todos los mandos, desde el Intendente al oficial más joven, tienen asignado un teléfono oficial que les puede sonar a cualquier hora y no cobran por ello. ¡Y lo bueno es que lo cogen! Eso hay que reconocerlo y valorarlo, porque no ocurre en casi ningún sitio. Por eso quiero poner de manifiesto la profesionalidad de los que están y de los que se han ido. Los que ya no están han hecho una asociación de veteranos para seguir vinculados y nosotros somos sus herederos. Yo aprendí mucho de ellos cuando llegué, que era el más joven. Eso quiere decir que hay un espíritu de cuerpo en esta policía.
Algo tendrá que ver en eso el Intendente…
El jefe se dedica a motivar, a impulsar, a respaldar y a que sepan que no les va a dejar tirado. Intento dar ejemplo, me equivoco muchas veces y hago mal otras cosas, pero mi voluntad y mi forma de pensar todos la conocen. Si no eres sincero es muy difícil gestionar una policía municipal.
¿Ponferrada es una ciudad segura?
Sí, y no sólo por los índices de delincuencia. Eso no quiere decir que un día no tengamos una desgracia, porque hoy en día las amenazas son globales. Ponferrada es una ciudad segura, tranquila y cómoda. De hecho, todos los indicativos que tengo así lo demuestran y mucha gente que ha venido a vivir aquí lo hace porque es una ciudad segura.
¿Es el tráfico el principal problema de la ciudad?
¿Tú crees que aquí hay problemas de tráfico?
Yo iba más por los accidentes…
Lo primero, Ponferrada no tiene problemas de tráfico, lamentablemente. Ya podía estar congestionada todo el día y que tuviéramos que estar regulando, porque eso querría decir que hay más gente y más actividad industrial y comercial. Después, por sus dimensiones es una ciudad que se puede andar perfectamente a cualquier sitio. En cuanto a los accidentes, las cifras que salen es porque nosotros atendemos absolutamente todo tipo de accidentes, hasta un rayoncito. Otras policías no lo hacen así, con lo que su estadística baja, especialmente en las grandes ciudades donde por volumen de trabajo, por ejemplo, no van a accidentes donde no hay heridos. Al final, de los 25 atropellos que ha habido, sólo seis han tenido cierta relevancia. Hemos tenido un fallecido en accidente de tráfico que ha sido una desgracia, y nos movemos en uno o ninguno al año. Ahí están las cifras.
No me resisto a preguntarle, ¿qué pasa con las rotondas?
En las rotondas tiene mucho que ver el alcohol y a veces el agua de las rotondas se ve invadida por los litros de alcohol de los conductores. Si te das cuenta, la mayor parte de esos accidentes son a horas intempestivas de la noche y los conductores no son ajenos al alcohol.
Hablaba de esos bajos índices de delincuencia. ¿Eso les permite ahondar en su labor social? Sé que usted está especialmente orgulloso del servicio de mediación.
La mediación es un reto. Es un servicio difícil y vamos a ver si podemos impulsarlo con la incorporación de nuevos agentes. Está respondiendo muy bien la ciudadanía y trabajamos en distintos sectores: ruidos, lindes de tierras, enfrentamientos personales, agresiones… Además contamos con el apoyo de la Judicatura y el juez de lo Penal, que es una de las personas con las que me senté a hablar para diseñar este proyecto. También la Fiscalía esta volcada, porque hay que buscar alternativas para desjudicializar los problemas en la medida que se pueda. También tenemos en marcha el programa Agente Tutor, que va a ser fundamental para trabajar en colegios e institutos y abordar toda la problemática de nuestros niños y adolescentes en el ámbito escolar. La policía puede aportar mucho ahí porque luego eso se traduce en problemas y en comportamientos que derivan en acciones no del todo correctas. Queremos contribuir en la formación de los chiquillos, hablar con ellos, aportarles nuestas experiencias y que vean al policía como un amigo, que realmente es lo que somos. Todo ello, lógicamente, sin dejar de lado la represión del delito, que también es parte de nuestro trabajo.
¿Cómo es la colaboración con la Policía Nacional y la Guardia Civil?
Creemos, los tres cuerpos, que en pocas ciudades hay el entendimiento, incluso la complicidad, y el apoyo entre las tres fuerzas que tenemos aquí. Con el comisario de la Policía Nacional hablo prácticamente a diario, es un hombre extremadamente dialogante y capaz, y ya veis que estamos haciendo últimamente muchas intervenciones conjuntas. Desde que ha llegado este comisario, sin menospreciar a los demás, ha sido muy leal con la Policía Municipal y yo y nuestra policía le correspondemos.
Con la Guardia Civil coincidimos menos por la demarcación territorial, pero yo soy hijo de guardia civil, me crié en un cuartel y mi corazón está siempre con la Guardia Civil. Lo que ocurre es que las operaciones conjuntas que tenemos que hacer son muy pocas, pero el intercambio de información, compañerismo, apoyo y demás ahí está. Le hemos entregado la medalla de la Policía Municipal a su capitán, que es otra excelente persona, y la relación con la Guardia Civil es extraordinaria también.
Para terminar, cuéntenos alguna anécdota confesable de estos 25 años.
Hay muchísimas. Un día nos apareció un paracaidista en un patio de vecinos como un codrollo, que decimos en el Bierzo, y los vecinos nos llamaron porque no sabían quién era y era incapaz de levantarse de lo bebido que estaba. También te sorpenden los extremos a los que llega la imaginación de la gente. Recuerdo una casita en un barrio de las afueras, que todo el mundo pensaba que estaba en ruina, donde mantuvieron la fachada exterior y por dentro estaban haciendo una edificación nueva sin licencia alguna. Últimamente hemos hecho un llamamiento a moderar el consumo de alcohol, porque entendemos que todo el mundo quiera salir a divertirse, pero hemos tenido ya varios casos de tener que recoger a gente de la calle, llevarlos a su casa y meterlos en la cama porque son incapaces de moverse.
Muchas gracias y a por otros 25 años.
Bueno, espero jubilarme antes –ríe–.
“Mucha voluntad”
Si quizas algunas veces demasiada,
como el acoso y la persecucion a los ciudadanos durante el estado de alarma ilegal…
“En el tema de las denuncias que se pusieron en su momento, la Policía Municipal se limitó a cumplir con su obligación siguiendo órdenes del Gobierno,”
Jurásteis la Constitución, servir y proteger a los ciudadanos, no seguir órdenes ILEGALES de los políticos sin verguenzas. Habéis hecho mal vuestro trabajo y perjudicado a muchísima gente. En la empresa privada estaríais en la calle. CÓMPLICES.
Sr Benedicto, vaya atrevido, “habéis hecho mal vuestro trabajo”. En qué trabaja usted, fenómeno. Cuando necesite a la Policía llame usted a un fontanero.