La ensoñación es un estado fácil de alcanzar en los bosques de Balboa, más si se visita por San Juan, cuando se celebra la Noche Mágica, o a principios de noviembre, cuando tiene lugar el Magosto Celta, si bien este año ambos eventos han quedado suspendidos por el covid. Tal vez también tengan algo que ver sus leyendas e historias de Filandón, encabezadas por la del Demín de Parajís o Paraxís, mínima aldea del municipio donde la escultura de un demonio comparte protagonismo con la del Ángel Custodio en el altar de una pequeña capilla.
En cualquier caso, lo cierto es que el municipio destaca, además de por sus ancestrales pallozas y su castillo, por su impresionante patrimonio natural, por sus bosques y verdes prados, sus pastos con todo tipo de ganado y sus veredas a orillas del río.
Desde la localidad de Balboa la ruta más sencilla y que se presta a una visita otoñal quizá sea la que llega hasta Ambasmestas (imágenes a las que pertenece nuestra fotogalería), en pleno Camino de Santiago, con un recorrido de 10 kilómetros ida y vuelta y dificultad media, que se puede acortar finalizando la marcha en Quintela. Los castaños son los protagonistas de esta senda, junto a los robles, abedules, cerezos silvestres, nogales, fresnos… Porque en Balboa encontramos gran diversidad de especies arbóreas que ofrecen imágenes muy diferentes en las cuatro estaciones del año. Del renacer de la primavera al ocaso del otoño, los colores van cambiando pero no pierden intensidad.
Desde Balboa también podemos llegar hasta Cantejeira, y desde esta localidad a su impresionante cascada, uno de los principales atractivos de la sierra de los Ancares, con una altura de 10 metros y un entorno arbolado, aunque cabe matizar que esta ruta es más atractiva en primavera o verano.
FOTOS DE QUINITO: