Carretera a La Cabrera

Hay reivindicaciones en esta tierra nuestra que se han fosilizado desde el principio de los tiempos. Actuaciones pendientes que provienen de la necesidad de zonas condenadas al olvido. Obras en forma de deuda histórica que tienen una justificación tan evidente, que provocan justamente el efecto contrario en la administración.

Desde que las “Hurdes se llaman Cabrera”, eso es 1964, la vecina comarca de la Cabrera – la Alta y la Baja -, vienen reclamando legítimamente su lugar en el mapa geográfico, físico y político… estar en el mundo, al fin, y poder hacerlo con unas carreteras que dignamente pueda cumplir con ese cometido, que a la Cabrera se le tiene negado desde el principio. ¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?, pues si el mayor delito es haber nacido, ya entiendo qué delito he cometido…Así hablaría la Cabrera, preguntándose ¿qué ley, justicia o razón, es negar a los hombres tamaño privilegio, cual es, una carretera por la que se pueda circular sin peligro y riesgo de ser aplastado por un desprendimiento, en pleno siglo XXI.

No están lo ánimos de los vecinos de los pueblos de la Cabrera para versos. Ni tampoco están para prosa, los de más de mil trabajadores de la pizarra que a diario se desplazan por esos caminos para llegar a sus puestos de trabajo. Aunque el objetivo final es evitar desgracias, la solución es casi tan desgraciada, o desafortunada, que ha levantado importante revuelo. Durante los próximos dos meses, según la previsión, y – cuando uno se mete en obras públicas la experiencia nos dice que los plazos nunca se acortan-, la carretera Nacional 536, esa que nos conduce al único territorio del Bierzo Patrimonio de la Humanidad, estará cortada junto a Puente de Domingo Flórez, para reparar los taludes que se cayeron en invierno. La incidencia, que era más que previsible, no sé de que se hace cruces la autoridad de Fomento, como si no lo conocieran de sobra… digo, que la incidencia, obliga a dar un enorme rodeo de 60 kilómetros por la nacional 120, para viajar entre Puente y Ponferrada. La cosa, no tendría mayor inconveniente si estuviésemos hablando de la M-30, la A-6, la AP-76 ó la PQRS bla, bla, bla. Es decir autovías, ( ¿a alguien le suena la de Ponferrada Orense? o vías rápidas, de las que se construyen en otros lugares más transitados que multiplican por millones el paso de vehículos. ¡Claro que la Cabrera no es comparable en población!, pero si no tenemos carreteras por las que se pueda circular, imposible pretender que se circule,… es necedad o simpleza decirlo,… vamos que cae de perogrullo.

Los trabajadores del sector de la pizarra que se desplazan por ejemplo desde Ponferrada a la Cabrera, se levantan a las seis de la mañana, y regresan a casa, por norma general, a las siete de la tarde. Con las obras y el corte al tráfico en la nacional 536, todo habrá que adelantarlo al menos una hora para salir hacia el puesto de trabajo, y retrasarlo una hora para regresar a casa. Con las obras que impiden el paso por esa carretera, obligando al rodeo de 60 kilómetros, les va a salir a cuenta, instalar una tienda de campaña frente a las canteras, poder rentabilizar su día en jornada laboral. Fomento ha autorizado el paso de los autobuses escolares, hasta finales de curso. Pues que haga lo mismo con los trabajadores de la pizarra que además suelen ir también en vehículos colectivos, en autobuses en sus desplazamientos diarios. No supone tanto y para ellos, sí,  un trastorno muy significativo. Esta misma semana, que se han constituido las Cortes de Castilla y León, los cuatro bercianos que están en el hemiciclo, tienen una oportunidad de oro, para reclamar de una vez por todas, una solución conjunta con el Gobierno de la Nación, que nos haga olvidar ¡con hechos! la marginación territorial que tan bien describió Ramón Carnicer y que persiste donde las Hurdes se llaman Cabrera, en materia de infraestructuras.