Hoy me pongo a juntar letras en este folio en blanco, o más bien en esta pantalla, que hace las veces, donde el papel no se emborrona, ni se mancha con los descuidos. Y me viene a la cabeza la puesta en escena que este domingo en Valladolid, realizó nuestro paisano, el poeta, el incomparable, juglar místico Amancio Prada, para sumarse al homenaje que la Fundación las Médulas le tributó a Luis del Olmo. Con una guitarra en la mano, y los acordes melancólicos de su voz, Amancio Prada, recordó momentos de su niñez en Dehesas y en Ponferrada. Especialmente brillante estuvo su descripción de aquellos viajes con salida de Ponferrada y destino en Barcelona, una de las primeras residencias, tras su independencia familiar. Contó como nadie, esas despedidas cargadas de emoción, en la estación de RENFE en Ponferrada, donde los padres de Amancio le llevaban, para que la separación fuera más llevadera. Eran sus tiempos de juventud con el imborrable “chaca-chá” del tren y la nostalgia del paso por los apeadores y paradas del recorrido. Una estampa que embelesa a cualquier melancólico que emprenda uno de esos maravillosos viaje en tren.
En un momento de su narración, Amancio Prada, sacó de su bolsillo, una carta manuscrita, de correo ordinario, de esas que se han convertido en materia de coleccionista; con su sobre y con su sello oficial, con una dirección y un destinatario. A mano. Sin arrobas @ de por medio estropeando la caligrafía y el sentido de la misiva. A bolígrafo, con un remitente por si hubiera problemas en la devolución del envío y hasta con una post data ¿se acuerdan?…buaaff…¡qué maravilla!, fue como si el auditorio hubiera enloquecido, con el continente, ese sobre maravilloso, con sello, pero también con el contenido.
Dentro de la misiva, el padre de Amancio, seguía a las normas de escritura día, mes, año y localidad de origen. La del padre de Amancio estaba fechada en Dehesas, a finales del verano, del año 1976, si no recuerdo mal y en el saludo: “Querido hijo, espero que al recibo de la presente te encuentres bien, por aquí tu madre y yo sin novedad…. me ha dicho Sebas el del “Guarnis”, que ahí en Barcelona hay dos señores del Bierzo, que se apellidan Marote, que estando muy bien posicionados, podrían echarte una mano, para que te ayuden a promocionar y vender tu primer disco, el que acabas de publicar en Hispavox. Los Marotes eran Luis y su hermano Javier, que en Barcelona desde la radio donde trabajaban, bien podrían como buenos paisanos promocionarte”. No se conocían entonces Luis y Amancio, pero la carta de su padre ayudó bastante. Además de las recomendaciones para buscar buenos contactos en Cataluña, el padre de Amancio, no olvidaba mencionar en su carta, cómo iba el negocio de la agricultura ,en Dehesas: “ la golden la había vendido a buen precio, mejor que la otra variedad que cultivaban… Esa carta que Amancio Prada mostró en el auditorio de Valladolid, cautivó al respetable y es una de tantas, de las que ustedes seguramente hayan escrito y recibido a lo largo de toda la vida. La correspondencia que prácticamente se ha esfumado en favor de las tecnologías.
Así que hoy me pongo a favor de la resurrección de esas cartas manuscritas, que impregnan el papel de sentimientos, con la personalidad de quien las remite. Con su caligrafía, con los ornamentos que acompañan… cartas de amor, de despedida, de confesión… En la literatura, “Cartas Marruecas” de Cadalso, cartas de Fígaro de Larra, Las 13 Cartas de San Pablo, de Santa Teresa de Jesús… las inmortales Cartas a los Reyes Magos… ¡quién puede imaginar una navidad sin ellas!.
Larga vida a esas cartas que se han escrito y a las muchas que han quedado sin enviar, en algún cajón, en alguna caja. Este podría ser un buen momento para retomarlo. Apague el ordenador, coja un folio, un bolígrafo y escriba a alguien, seguro que hay muchos destinatarios que están esperando su post data.