¿Qué pensarían las centrales térmicas ya destruídas si viesen lo que está pasando a día de hoy? ¿Y las minas cerradas? ¿O el carbón que ya no se extrae? No hace falta que todas esas cosas materiales hablen, pues ya lo hacen sus gentes.
Recientemente anunciaban que la central térmica de As Pontes, ya cerrada y propuesta para demoler, volvería al funcionamiento debido a la caótica situación de la energía en estos tiempos. Pero no solo eso, lo más preocupante es que alguien, no sé muy bien dónde, decidió que comprar 20.000 toneladas de carbón a EE.UU sería lo más acertado. Pues en España decidieron hace años cerrar toda esta actividad para poder llegar a ser más “verdes” en un futuro.
Y puede que no importe lo verdes que seamos en un futuro, porque quizá no tengamos la suficiente luz como para poder ver el color de en lo que nos hemos convertido.
Si la central de Anllares hablara, probablemente no entendería que tiene As Pontes que no tenga ella, o qué tienen las demás centrales térmicas de Alemania o de Polonia para que parezcan inmunes ante la contaminación.
Tal vez, si la central térmica de Compostilla pudiese hablar, gritaría que la han traicionado. Ella, que fue la primera de las centrales construidas por Endesa, la culpable de que un pueblo quedase sepultado bajo el agua para saciarla, la que sustentó el peso de la minería en la Comarca. Y todo ¿para qué? Para hacerla volar por los aires y que, lo que tardó tantos años en construirse, tarde ahora menos de siete segundos en hacerse añicos.
Desde Austria han sido claros: podría producirse un gran apagón que colapsaría el mundo. Como si El Bierzo no se hubiese apagado el día en el que cerraron sus minas poniendo fin así a la historia de una Comarca entera y de sus gentes.
No sé qué pensarían o que dirían las centrales térmicas si pudiesen hablar, ni las minas, ni el carbón… pero sí sé que apagaron el motor que ponía en marcha a una Comarca y ahora, después de todo lo que se ha perdido en el camino, quieren volver a encenderlo, pero sin interruptores.