PREMIOS MUJER 2024

Demagogia cara

Miro en el diccionario lo que significa “demagogia” y encuentro lo siguiente: “Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”. O sea, una manera de mentir a la vez que se intenta quedar bien con la gente.

Para el próximo día 14 de noviembre algunos sindicatos han convocado una huelga general. La razón fundamental de esta convocatoria parece ser que es por la crisis económica y contra el gobierno. El paro aumenta sin cesar, se pierden cada día unos cuantos puestos de trabajo, hay infinidad de recortes en los sueldos, desahucios, recortes en gastos en enseñanza y sanidad, subida de impuestos… Todo esto es verdad y en principio parece razonable estar en desacuerdo con todas medidas tan negativas. La pregunta que nos hacemos es si en caso de que fueran otros los que gobernaran tendrían que hacer lo mismo. Dicho de otra manera, si no hay otro camino que el emprendido por el actual gobierno para poder salir de la crisis. En caso de que no haya más caminos, diremos que la huelga es injusta e innecesaria.

Supongamos que hay otras alternativas realistas y eficaces para salir de la crisis. Desearíamos que los sindicatos y la oposición digan cuáles son. Por una parte en Europa nos dicen que el gobierno actual va por buen camino, pero que aún hay que apretar más el cinturón. La contradicción es, pues, manifiesta. ¿A quién hacemos caso?

Según esto la huelga, qué pretende. Si pretende que el gobierno cambie de forma de actuar, lo más probable es que ello suponga tardar más años en salir de la crisis. Y si el gobierno ni va a cambiar, ni debe cambiar, ¿para qué la huelga? Además, si va a suponer ingentes pérdidas económicas y a crear una mala imagen de España en el extranjero, ¿podemos alegremente permitirnos el lujo de dejar un día de trabajar?

Que la huelga es un derecho, no lo ponemos en duda. Pero tan importante es el derecho de hacerla como el de no hacerla. No se puede obligar a nadie a ir a trabajar, pero tampoco prohibir al que sí quiera ir al trabajo y no hacer la huelga. Si los convocantes recurren a la violencia es porque no tienen razones ni argumentos de peso. Si algunas personas ya andan muy apretadas económicamente, ¿es justo impedirles ganar el sueldo del día?

Supongamos que la huella es todo un éxito. Y al día siguiente, ¿qué pasa? El gobierno no va dimitir, ni tampoco a cambiar, si comprende que tiene que seguir por el mismo camino que hasta ahora. Y si decidiera cambiar de forma de actuar, ¿qué tendría que hacer?

Por todas estas razones mucho nos tememos que la próxima huelga general no sólo no servirá para nada, sino que nos dejará mucho peor de lo que estamos. La huelga puede ser una forma legítima de protesta, pero por sí misma no aporta soluciones. Mi opinión personal es que esta próxima huelga está impregnada de demagogia, pero no una demagogia barata, sino muy cara.