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Dos mil años sobre el Tremor

Torre del Bierzo recupera uno de sus emblemas históricos, el puente romano que soportaba la Vía Nova y que durante siglos fue lugar de paso de peregrinos y viajeros
Imagen del puente romano de Torre (C. Sánchez)

 

V. Silván/ ICAL Desde una mujer de la calle El Campillo para ir a la carnicería a una madre y sus niños apresurados por llegar tarde “cole”, desde un grupo de jóvenes dejando pasar el tiempo entre risas a una vecina de Santa Cruz que tiene vez en el médico o uno de los clientes de la barbería de Pedro. Decenas de personas pasan cada día por él y, probablemente, ninguna de ellas es consciente de que bajo sus pies tiene un pedazo de historia de Torre del Bierzo, un testigo silencioso y milenario de su evolución, desde un simple “lugar de paso” a su crecimiento al calor del ferrocarril y la minería en el siglo pasado y, también, su actual declive.

Es su puente romano, olvidado durante tantos años y que ahora el Ayuntamiento de Torre quiere recuperar y poner en valor, como uno de los elementos centrales de su patrimonio histórico y cultural. Una ocasión para devolverle su “encanto”, en parte perdido, y acabar con el “feísmo” de reformas anteriores, en aquellos años en los que la protección y la conservación del patrimonio era un “cuento chino” y en las que no dudaron en solucionar su deterioro con un “parche” de hormigón y adosar distintas canalizaciones.

Imagen antigua de Torre del Bierzo con el puente romano (C. Sánchez)
Imagen antigua de Torre del Bierzo con el puente romano (C. Sánchez)

Cualquier pensamiento sobre este pueblo trae a la mente la imagen del ferrocarril, las minas y, por supuesto, su puente, que lleva ahí desde la segunda mitad del siglo I después de Cristo, según apunta el catálogo provincial, ayudando a salvar el río Tremor a la Vía Nova, que unía las ciudades de Astorga (Astúrica Augusta) y la portuguesa de Braga (Bracara Augusta). “Puente romano ubicado en la Vía Nova, que se ha conservado excelentemente con escasas modificaciones desde su construcción hasta nuestros días. Su fecha probable de construcción corresponde a la segunda mitad del siglo I d.C.”, explica.

Y es que la ubicación de ‘Turris Mauri’ era estratégica, en un paso natural a la salida del puerto de Manzanal y que permitía controlar las vías de acceso desde la Meseta al Bierzo y Galicia. Varios miliarios encontrados en su inmediaciones, según apuntan algunos historiadores, atestiguan el paso de esta calzada romana y estos fueron hallados durante la construcción de la carretera a Galicia a cargo de Carlos Lemaur en 1760. Así, el miliario de Torre del Bierzo correspondería con la milla XXIII de esta calzada romana.

Ya en la Edad Media se convertiría en un lugar de paso frecuente de viajeros y peregrinos, haciendo las conocidas como rutas de Manzanal y la Cepeda, antes de que se generalizara el paso por el otro puerto que sirve de entrada al Bierzo, el de Foncebadón. Y así Torre fue durante siglos un sitio de paso, incluso algunos vecinos dicen que podría haber existido en este punto un derecho pontazgo, el pago que se hacía para poder cruzar y salvar el obstáculo del río, una especie de “peaje” medieval.

Sea como sea, en la actualidad su uso para el tráfico es mínimo, solo el local, teniendo a escasos metros el puente de la antigua N-VI, por el que durante el siglo pasado pasaban diariamente decenas de camiones cargados de carbón de las numerosas minas “activas” en todo el valle del Tremor. Su restauración es necesaria, su estado de conservación es deficiente con el firme de la plataforma deteriorado y la necesidad de retirar la enredadera que, aunque forma parte de su belleza, sus raíces se incrustan en las juntas de los sillares y ponen en serio peligro su estabilidad.

Entre sillares y petriles

Uniones metálicas en las piedras del puente (C. Sánchez)
Uniones metálicas en las piedras del puente (C. Sánchez)

La construcción de puentes siempre ha sido un acontecimiento singular y de un coste económico y técnico elevado, incluso en época romana. Precisamente el rigor constructivo en todos los territorios que formaban parte de aquel vasto imperio permite diferenciarlos de otras construcciones posteriores. En el caso de Torre, algunos autores lo describen como “un puente de una bóveda de cañón de sillería muy cuidada y 13,40 metros de luz, la embocadura tiene una anchura uniforme, pero alterna desde una hasta tres dovelas” y “tímpanos y estribos son de mampostería concertada, de aparejo cuidado”.

La imposta original de la sillería -la construcción realizada mediante el asentamiento de piedras labradas- es muy marcada y con un perfil ligeramente alomado, que se ha visto acentuado al haber introducido el alcantarillado por el interior del puente y, aguas arriba, una falsa doble imparta adosada oculta otra canalización. Así, el petril original era de sillería, con grandes piezas regulares y “labra”cuidada, como se puede observar mejor en el del lado de aguas abajo, en perfecto estado tras la colocación de unas llaves metálicas de atado entre piedras y evitar su movimiento.

La restauración

El puente cruza sobre el río Tremor en Torre del Bierzo (C. Sánchez)
El puente cruza sobre el río Tremor en Torre del Bierzo (C. Sánchez)

El Ayuntamiento de Torre invertirá 16.000 euros en su recuperación, para lo que cuenta con una subvención del Instituto Leonés de Cultura (ILC), cerca de 5.000 euros pertenecientes a las ayudas para la restauración de patrimonio etnográfico. El alcalde, Manuel Merado, explica que es una intervención sencilla que permitirá frenar el deterioro y poner en valor el puente “cuyo estado es muy deficiente”. “Tiene claramente un origen romano y una parte de la sillería de piedra había sido sustituida por hormigón, creo que merecía la pena darle un empuje y además es una intervención sencilla de poner en marcha”, añade Merayo.

Las obras incluyen la limpieza de la vegetación en ambos petriles “por medios manuales” y la demolición de toda la obra de fábrica de hormigón que se vertió sobre la sillería de piedra en uno de los laterales para levantar un nuevo muro de sillería de piedra arenisca del lugar, así como levantar el deteriorado pavimento para colocar adoquín de granito gris. “Torre del Bierzo es su puente”, asegura Merayo. Y como él piensan la gran mayoría de los vecinos, que ven en el una seña de identidad que desean resista otros dos mil años más.