El berciano que pudo reinar

El próximo 1 de diciembre hará un año del reconocimiento que el pueblo berciano de Villanueva de Valdueza brindó  a su paisano Lope García de Castro, gobernador y en la práctica virrey interino de Perú, en los 450 años de su aniversario. ¿Quién era este hombre que está enterrado en la iglesia del pueblo? ¿Cuál  fue realmente su papel  en la historia de España y de Perú?  Estas son dos de las preguntas a las que José Diego Rodríguez Cubero da respuesta en un estudio publicado en el número 38 de la revista del Instituto de Estudios Bercianos.

En el estudio se recogen las palabras de Javier Enrique Robles Bocanegra, quien lleva años investigando la figura del berciano, junto al catedrático Teodoro Hampe. Estos dos limeños pretenden demostrar que García de Castro fue el estructurador del estado del  Virreinato “cuando todos los honores se los lleva su sucesor, el virrey Francisco de Toledo”, explica Robles Bocanegra que está finalizando su tesis doctoral sobre la figura del berciano. Cabe destacar que en el siglo XVI el Virreinato de Perú abarcaba no solo el territorio que en la actualidad ocupa este país, sino también del de Ecuador, Colombia, Bolivia, Chile, Argentina y Panamá.

Amigo personal del Rey Felipe II

El estudioso peruano recuerda, en la carta que envió al homenaje en Villanueva y que allí se leyó públicamente, los estudios de Leyes del virrey berciano en Salamanca, gracias a su maestro, el padre Francisco de Vitoria, y su paso como ‘oidor’ por la Audiencia de Valladolid y como presidente del  Real Supremo Consejo de las Indias. Allí fue donde, distinguiéndose por su buen trabajo, se hizo amigo personal del Rey Felipe II, quien le nombró, el 16 de agosto de 1563, presidente de la Audiencia de Lima, con plenos poderes para destituir al Conde de Nieva, que en ese momento regía el Virreinato de una manera muy cuestionada, entre acusaciones como las de “pródigo”, “perezoso” y “libertino”. “Empeñó hasta los bienes reales”, coinciden los historiadores.

Pero no hizo falta mandar a Nieva a España para que diera cuentas al rey, tal y como estaba planificado. El 17 de febrero de 1564 murió en su palacio, al que llegó moribundo tras ser golpeado por unos embozados mientras descendía de un balcón con una escala de cuerda en la calle de ‘Los Trapitos’. Un año después llegaba el berciano Lope García de Castro -que se enteró de la muerte de Nieva en Panamá- para hacerse cargo del Virreinato hasta la llegada de Francisco de Toledo, en 1569.

Fue en esta etapa, entre 1564 y 1569, cuando los cambios introducidos por Lope García de Castro llevaron al Virreinato a uno de sus mejores momentos. El berciano, que había sido miembro del Real Consejo de las Indias, conocía la perfección los problemas de aquellas tierras y supo enfrentarse a los grandes retos administrativos que sus antecesores habían ido postergando. Creó una moneda única, dividió el territorio en provincias siguiendo el ejemplo español, controlando así la recaudación, y, lo más importante, pacificó el territorio, firmando tratados de paz con los rebeldes, según los historiadores Bocanegra y Hampe.

La eliminación de la encomienda 

Además, según se especifica en el artículo de Rodríguez Cubelo, puso orden en la Real Hacienda, pues desde 1552 se habían dejado de pagar los impuestos, saneó el desfalco de Nieva -9.000 pesos de oro-, y subsanó el descontento de militares y soldados, a los que se venía pagando tarde y mal y que por ello se negaban a sofocar las rebeliones. También favoreció el entendimiento entre españoles e indios, eliminando la encomienda, la renta vitalicia que el indio pagaba a su patrón por vivir en su territorio. Creo nuevos pueblos con un corregidor y un alcalde indio y  entregó a éstos ordenanzas de ‘buen gobierno’. Durante su mandato también se realizó la expedición a los mares del Sur capitaneada por su sobrino: Álvaro de Mendaña.

En 1568, el Rey Felipe II decide recuperar al licenciado de Castro para su anterior puesto de presidente de la casa de contratación de Sevilla. Don Lope murió el 8 de enero de 1576. En su testamento pide que le entierren en la capilla mayor de la iglesia de Villanueva de Valdueza, en la sepultura que allí tenía su familia.