El Partido del Bierzo hizo entrega este sábado del XXXIV Botillo de Oro al rector de la basílica de La Encina, Antolín de Cela, reconociendo así la labor de defensa del patrimonio berciano que ejerce, especialmente a través del Proyecto Genadii, y también su trabajo social con la Fundación Hospital de la Reina y el Hogar del Transeúnte.
El presidente del PB, Daniel Santos, afirmó que, aunque De Cela procede de fuera del Bierzo, "no es ajeno a nosotros después de tantos años aquí, en los que se ha convertido en un berciano de calidad". Por su parte, el secretario general del partido, Iván Alonso, puso de manifiesto que don Antolín es "uno de los grandes impulsores de la Tebaida, defensor primordial de la basílica y guardián de la Virgen de La Encina".
Por su parte, el homenajeado reafirmó su "cariño y afecto por esta tierra" y asumió que "este premio refleja mi entusiasmo por la reconstrucción del patrimonio berciano, que es la riqueza más importante que hoy tenemos", dejando también un recado a quien corresponda: "Es una vergüenza que algunos de nuestros monumentos estén en la lista roja de aquellos destinados a desaparecer".
Antolín de Cela aseguró que "esto no es sólo obra mía, sino que cuento con la colaboración de las autoridades políticas, el obispado y, sobre todo, el Ayuntamiento de Ponferrada a través de la Concejalía de Medio Rural en la persona de Iván Alonso. Admiro la tenacidad y el esfuerzo que Iván y su grupo ponen en su trabajo por atender a los pueblos del municipio". Y recordó que "el cura no tiene que converger en ideología con ningún partido, pero sí colaborar en el servicio a la gente y el bien común".
Para finalizar, el rector de la basílica de La Encina hizo un llamamiento a que "esa pasión por los núcleos rurales nos lleve a seguir trabajando a todos por unos pueblos más atendidos, comunicados, acompañados y humanos".
Antolín de Cela es un hombre bueno en el buen sentido de la palabra Machadiana.
Es un hombre que trasciende su época, está por encima de la política porque le preocupa sólo la política del alma, como los niños de El Pireo.