Mientras emitimos esta nota, observamos con tristeza como continua el cierre del paso de la Junquera, del cual ya se han cumplido 24 horas. La última noticia es que cada vehículo allí parado pierde una media de 450 euros diarios, por lo tanto, las pérdidas económicas son cuantiosas. No obstante, a nadie hemos oído preguntarse cómo se sienten los conductores de camiones que han sido secuestrados, dado que la voluntariedad de su presencia allí está más que descartada, por una serie de personas que, a fuerza de ejercer sus derechos, están echando por tierra los de todos los demás.
¿Tendrán comida? ¿Cómo harán frente a sus necesidades más básicas? ¿Podrán pagar la letra del camión del mes siguiente? ¿Cuándo volverán a su casa? ¿sus familias estarán preocupadas? ¿alguien les ha pedido su opinión? ¿hay derecho a que les hagan eso? ¿alguien se lo va a agradecer?, los allí concentrados, ¿realmente son conscientes del daño que le están haciendo a esas personas? ¿para ellos son solamente bajas colaterales o rehenes con los que negociar?
Como dirigentes de una asociación de transportistas que concibe el sector del transporte no solamente como una serie de números que deben de cuadrar a fin de mes, sino que también hay que tener en cuenta a las personas que se encuentran detrás de esos números, no podemos más que mostrar nuestro rechazo más profundo a los métodos utilizados para ejercer los derechos de determinados colectivos a costa de cargarse los de los transportistas Y no nos referimos solamente a los derechos emanados del código de comercio, nos referimos a los derechos más básicos que los trabajadores tienen, incluidos los trabajadores autónomos, especialmente afectados por semejante actitud: la conciliación de la vida familiar, el desempeñar su trabajo en condiciones de dignidad y seguridad, el poder llegar a fin de mes y hacer frente a sus obligaciones, en resumidas cuentas, a sentir que somos importantes para el resto de nuestros congéneres y que se han valorado la trascendencia de las acciones llevadas a cabo.
¿Qué es lo que sucede para que las organizaciones sindicales no protesten por semejante atropello? ¿Qué es lo que sucede para que la prensa solamente piense en las pérdidas económicas? ¿Qué es lo que sucede para que un grupo de personas con más o menos razón decidan secuestrar a personas indefensas para utilizarlas en defensa de sus derechos? ¿Nadie se da cuenta que dentro de cada cabina va una persona que sufre, tiene anhelos, miedos y familia?
Desde UPATRANS rechazamos de manera tajante los métodos utilizados por cualquier colectivo que quiera ejercer sus derechos a costa del secuestro de una serie de trabajadores y de la vulneración de los derechos de los mismos. Este caso no es una excepción.