Según el Informe Mundial sobre Pagos 2023, el volumen de transacciones no monetarias llegaría a los 2,3 mil millones de dólares en 2027, lo que incluye las transferencias y los pagos digitales. Frente a ello, el código IBAN se convierte en uno de los elementos centrales de las operaciones interbancarias. Veamos por qué.
Se prevé que los pagos digitales alcancen el 10,7 % en Europa en 2027
La economía ha visto una transformación sin precedentes durante los últimos años, impulsada por el crecimiento de las tecnologías digitales y las nuevas preferencias de los consumidores respecto al uso de sus cuentas bancarias. Entre los principales factores que han facilitado este cambio se encuentran la amplia adopción de las billeteras digitales y los servicios de proveedores de pagos P2P (persona a persona).
Esto se comprueba en el Informe Mundial sobre Pagos 2023 del Instituto de Investigación Capgemini, el cual proyecta que el volumen de transacciones no monetarias alcanzará los 2,3 mil millones en 2027, lo que supone una tasa de incremento anual del 15 %. Estos valores reflejan la rapidez con la que los pagos digitales están desplazando a las formas tradicionales de transacción.
En Europa, dicha tendencia es más pronunciada. Se estima que los pagos digitales crecerán un 10,7 % anual hasta 2027, momento en el que consolidarían su posición como principal método de transacción. Esto responde a una creciente preferencia por parte de los consumidores por métodos de pago más eficientes, como las transacciones instantáneas y los pagos A2A (de cuenta a cuenta), que permiten evitar las comisiones asociadas a las tarjetas de crédito tradicionales.
El informe proyecta que los nuevos métodos de pago como los pagos sin contacto, las tarjetas virtuales y el uso del código QR representarán alrededor del 30 % del volumen total de transacciones no monetarias. En contraste, los métodos más tradicionales, como las tarjetas de crédito, las transferencias bancarias y los adeudos directos, reducirán su cuota considerablemente.
Uno de los factores clave que está impulsando este cambio es el comercio electrónico: un 77 % de los ejecutivos del sector atribuye el aumento de las transacciones digitales a la expansión del comercio electrónico. Este ha transformado las expectativas de los consumidores respecto a la rapidez y simplificación de las operaciones. Por eso, se prevé que para 2028 las transacciones sin efectivo alcancen los 2,8 mil millones en Europa.
Las soluciones de pago instantáneo de cuenta a cuenta (A2A) son vistas como el futuro del sector. Estas ofrecen una forma rápida y económica de realizar pagos, sin depender de las redes de tarjetas y los costos asociados a ellas. Según las proyecciones, estos pagos podrían absorber entre el 15 % y el 25 % del crecimiento del volumen de las transacciones con tarjeta, lo que reduciría considerablemente la participación de las tarjetas de crédito en las transacciones no monetarias.
¿Qué es el código IBAN?
El IBAN (International Bank Account Number) es un código internacional que se utiliza para identificar de manera única una cuenta bancaria a nivel global. Desde su implementación en 2014, dicho código se ha convertido en un estándar imprescindible en la mayoría de los sistemas de pago modernos, simplificando y haciendo más seguras las transferencias bancarias tanto nacionales como internacionales.
Este código fue creado en el marco del Proyecto SEPA (Single Euro Payments Area), un acuerdo que tiene como objetivo homogeneizar los pagos en euros dentro de un conjunto de países miembros. Esto permite que las transferencias internacionales se realicen con la misma facilidad y coste que las nacionales. El área SEPA incluye a los 28 países de la Unión Europea, así como otros seis países adicionales como Noruega, Islandia y Suiza.
El IBAN es un código alfanumérico que en España consiste de 24 caracteres. Los dos primeros son letras que identifican el país de origen de la cuenta, seguidos por dos dígitos de control que verifican la exactitud del código. Los 20 caracteres restantes corresponden al número de cuenta tradicional. Este formato estandarizado simplifica la correcta ejecución de las transferencias y optimiza la actividad bancaria.
Antes de la introducción del IBAN, los pagos internacionales resultaban más complicados, con una mayor probabilidad de errores en la identificación de cuentas, lo que podía dar lugar a transferencias fallidas o retrasos en las operaciones. Con la adopción de este sistema, las transferencias electrónicas también se vuelven más rápidas, fiables y eficientes. Hoy en día, es imprescindible utilizar el IBAN en cualquier operación que implique una transferencia o domiciliación bancaria dentro del área SEPA.
Es importante destacar que, aunque el código SWIFT/BIC (Bank Identifier Code) fue necesario hasta 2016 para identificar las entidades bancarias en transacciones internacionales. Hoy en día, sin embargo, para las operaciones dentro de la zona SEPA ya no es obligatorio. El código SWIFT sigue siendo requerido para las transacciones fuera de la zona SEPA, como las que implican países de fuera de Europa.
Por todo ello, además de su función en transferencias bancarias, el IBAN permite domiciliar pagos recurrentes, como recibos de servicios públicos o suscripciones. Al garantizar que los pagos se dirigen a la cuenta correcta, este permite un mayor grado de automatización en los comerciales en el ámbito empresarial. Su correcta implementación, finalmente, ha sido clave para mejorar la eficiencia del sector financiero en Europa.
¿Para qué se utiliza el código IBAN en transferencias no digitales?
Si bien el IBAN nació en el seno de la banca tradicional, hoy todas las entidades del sector, sean digitales o no, lo utilizan para el correcto direccionamiento de los pagos y las transferencias bancarias. En este sentido, es el punto de control entre las instituciones bancarias y las plataformas, las aplicaciones bancarias y las billeteras digitales.
El IBAN actúa como puente para que los usuarios puedan enviar y recibir dinero de manera rápida y segura. Estas plataformas suelen estar vinculadas directamente a cuentas bancarias, lo que hace que el IBAN sea necesario para que las transacciones ocurran sin inconvenientes. A esto se suman las interfaces de programación de aplicaciones (API) y los proveedores de servicios de pagos que procesan la información de las cuentas en tiempo real.
Si bien el IBAN no es el único elemento que garantiza las operaciones de la banca abierta, es fundamental para que las fintechs y las billeteras digitales pueden ofrecer servicios sobre la infraestructura bancaria existente. El uso del IBAN también contribuye a la transparencia y seguridad de las operaciones: cada dígito del código tiene un propósito específico que contribuye a la validación de la cuenta.