Todavía se habla en toda Ponferrada y alrededores de una tragedia humana que, cómo no, volvió a ser noticia de alcance nacional en los telediarios de todos los hogares de España. Duele que mi tierra, donde habito, donde he decidido fundar un hogar e invertir mi dinero, mi trabajo y mi tiempo sea protagonista de aspectos negativos más que por cosas positivas fuera de nuestras fronteras imaginarias y también las reales.
Siempre que hay un balón, una pelota, está detrás o cerca un niño; en este caso un adolescente de 13 años. Aunque en mi trabajo cotidiano ya no estoy en el seguimiento diario de las noticias, pues llevo un tiempo dedicado a otras tareas, me enteré del suceso por un mensaje de la hija de un amigo. Ya ven, la chica es universitaria en Madrid y de Ponferrada y ya sabía que estaba pasando algo grave. La primera conclusión es que el mundo de las redes sociales ha revolucionado toda nuestra vida, también la comunicación tanto en sus formas como en sus fondos. Pero ese es otro debate.
Evidentemente el hecho se comprobó como contrastado. El dispositivo estaba en marcha. Un niño presuntamente ahogado y otro rescatado en el río Sil en Ponferrada. Primeras contradicciones, fotos…Los radioescuchas, actividad ilícita y penada esta vez tuvieron solo un margen de cinco a diez minutos. Son los piratas de la información digital. En el Bierzo también los sufrimos las empresas, digamos, normales. Luego están los de ser los primeros, que eso está bien con las exclusivas, pero en cuestiones de tanto alcance y tan obvias no deja de ser la memez del mediocre que oculta con trilerías y marrulerrías técnicas sus carencias básicas, a saber, seriedad, rigor, calidad y fiabilidad, ¿quizás también buena educación? Luego llegan los de distintas especies y faunas. Los tranquilotes, los secundarios, los replicadores de lo mismo…
Tenemos al fin una noticia. Triste. Dramática. Un adolescente fallecido por querer coger un balón en aguas traicioneras. Y se suceden los debates. Los hay que hacen hincapié en la nacionalidad y etnia del finado. Incluso sale poco a poco a la luz el largo expediente que en Policía parece existir de él y su hermano. Dónde estaba matriculado y qué tipo de alumno era. La condición social familiar. El debate sobre las fotografías más o menos escabrosas, pues son de dolor humano. Uf, es interminable. Es todo un estudio sociológico lo que la gente habla y habla. Y está bien eso de hablar, pero también debería existir criterio, ¿no creen?
Al fin y al cabo. Por muy aprendiz de matón entre la chavalería, algo que hemos contrastado. Sus hurtos y correrías. El asunto no deja de ser un drama porque jugando a ser mayor, quizás llevado por una vida dura a saber defenderse y buscarse la vida, no dejaba de ser un crío de 13 años que quiso coger un balón que flotaba en el río. Porca miseria