El obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, se muestra especialmente preocupado por la falta de sacerdotes en su vasta Diócesis, con 970 parroquias eclesiásticas y unos 1.100 pueblos que son atendidos por 140 curas en activo -de un total de 270-. Así, uno de sus primeros cometidos será realizar un estudio sociológico para ver la tendencia poblacional de los próximos diez años y ver qué número mínimo de sacerdotes se necesitan para atender de una manera óptima a todas las comunidades. Aún así, estima que “hay un cierto futuro” con los siete seminaristas que actualmente están en el Seminario Mayor y 13 en el Seminario Menor.
“Estos seminaristas vendrán a paliar estos siete años sin haber ordenado a nadie hasta el año pasado”, puntualizó Menéndez, que destaca que “es una pérdida muy grande para la Diócesis” que no haya sacerdote de entre 25 y 35 años, elevando la media de edad de los curas pertenecientes al Obispado de Astorga a los 70 años. “Y tenemos que hacer un agradecimiento a esos sacerdotes mayores que pudiendo estar jubilados, siguen al servicio de Dios”, recalcó.
En esta línea, explicó que las numerosas parroquias tienen una distribución anacrónica en unas poblaciones que han visto reducida su población. Así, la idea es suprimir parroquias y reunir a varias que sean consideradas como una sola parroquia, bajo la dirección de uno o dos párrocos y con el apoyo de religiosos y seglares. “La iglesia católica no se entiende sin sacerdotes, sin sacerdotes no hay iglesia católica”, insistió el mitrado, que confiesa que le gustaría “que todos los domingos se abrieran las iglesias, aunque sólo fuera para rezar un Padrenuestro, y la gente acuda al lugar donde se celebra la Eucaristía, que nadie se quede sin comulgar”.
Así lo manifestó el obispo de Astorga durante su primer desayuno informativo con los medios de comunicación de la Diócesis, cuando hace poco más de un mes que tomó posesión y aprovechando la celebración el pasado domingo de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. A este respecto, el obispo trasladó el mensaje del Papa Francisco para la 50 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales para que “la comunicación y la misericordia sean un encuentro fecundo para la sociedad”.
“Llama a la responsabilidad de los medios de comunicación para contribuir al bien común, en ese sentido de mostrar la ternura, la misericordia y el perdón” porque, apostilla, “una sociedad rígida y puritana, que no tiene en sus criterios el perdón y la misericordia deshace y machaca como lo hace una sociedad laxa”. Así, anima a los comunicadores a ser “puentes” que establezcan relaciones con la sociedad para que vaya creciendo en solidaridad y justicia”, dando importancia también a la palabra “escuchar”, con ese matiz que tiene de solidarizarse e interesarse por el otro.
Un encuentro con los medios que también aprovechó para hacer balance de este primer mes al frente de la Diócesis de Astorga que, aseguró, ha sido “muy positivo” desde el punto vista eclesial y social. “Tenía mucho miedo al día que tuviera que salir de Asturias, no había salido nunca antes y no me hacía a la idea de estar sin mi familia, sin amigos y sin los compañeros de toda la vida, pero al llegar la sensación que tengo es que encontré hermanos, sacerdotes y colaboradores directos a los que agradezco esa acogida y fraternidad”, confesó el prelado, que también subrayó la alegría y el cariño con el que le ha recibido la gente y los feligreses.
Otras preocupaciones, paro y patrimonio
Y aunque le quedan muchas parroquias por visitar, en este primer contacto, Menéndez muestra su preocupación por la despoblación y el envejecimiento de la población, a lo que une el problema del paro. “Me preocupa el paro, es una zona con poca industrialización, excepto el Bierzo, pero ahora está también mal por la situación en la que están las minas. Me preocupa la desbandada de jóvenes que finalizan sus estudios de bachillera y se van a la universidad fuera para ya no volver”, explicó el obispo, para quien es triste que se pierda esta diócesis “privilegiada” con “grandes cerebros” a nivel eclesial, con grandes teólogos, social, político y económico.
Otro de los aspectos que resaltó, como “una alegría y una preocupación” al mismo tiempo, es el rico patrimonio que tiene esta diócesis y cómo poder mantenerlo. “Dejarlo caer sería una irresponsabilidad”, aseveró Menéndez, quien apuntó a la posibilidad de hacer un “fondo de solidaridad” de las parroquias para el sostenimiento de los templos parroquiales y sus obras de arte.
Puertas abiertas al execónomo
En cuanto al caso del execónomo de Astorga, Lucio Vallejo Balda, por la sustracción y divulgación de noticias y documentos reservados del Vaticano, el nuevo obispo de Astorga aboga por esperar a que haya un juicio y de su resultado, ya sea cumpliendo una condena o siendo absuelto. Sea como sea, apostilla, “esta es su diócesis y una vez cumpla con su condena o sea absuelto, aquí tendrá las puertas abiertas”. “Si quiere venir a este lugar, pues le recibiremos”, apostilló.
Y es que Menénez puntualiza que hay que rechazar y combatir el pecado, pero hay que ayudar al pecador. “Las cosas que son execrables son execrables, pero al pecador hay que ayudarle en el arrepentimiento y a la restauración de la justicia. Esta ha de ser la norma de los cristianos y, por lo tanto, esta es mi posición. Tengo que esperar a que la Santa Sede tenga un juicio y de su resultado ya veremos, sabiendo que esta es su diócesis”, remató.