Desde finales del siglo XX, la población cantábrica de oso pardo se está recuperando gracias a los esfuerzos de conservación “aplicados sobre la especie y su hábitat y al cambio hacia una percepción más positiva y favorable entre los habitantes de las zonas oseras”, según la Fundación Oso Pardo. Esta recuperación ha producido un aumento importante del número de osas reproductoras en las áreas de presencia habitual, pero también “una mayor presencia de osos jóvenes que se dispersan hacia nuevas zonas, favoreciendo la conexión entre los núcleos reproductores y la expansión hacia territorios en los que ha estado ausente muchos años”, explica esta fundación.
El oso desapareció a finales del siglo XIX de la Serra do Courel, quedando limitada su presencia esporádica en Galicia a algunos enclaves de los Ancares lucenses, próximos a los Ancares leoneses, al Alto Sil (norte del Bierzo y Laciana) y el occidente asturiano, donde el animal ha pervivido. Sin embargo, la presencia de osos es ya habitual en los Ancares, donde incluso se ha han avistado osas con crías, compartidas con León y Asturias, pues este animal está en continuo movimiento. Y los osos han llegado de nuevo a la Serra de Courel de forma totalmente natural, y gracias al aumento de osos dispersos. “Los extensos soutos de castaños y las frondosas devesas conforman un territorio muy favorable para el oso, que encuentra aquí comida y tranquilidad”, indican fuentes de la Fundación Oso Pardo.
El reto es ahora que esta sierra se convierta en uno de sus territorios habituales para lo que se puso en marcha, desde 2017 y hasta 2020, el Proyecto LIFE Oso Courel, que comprende actuaciones para favorecer la expansión del oso pardo a estos nuevos territorios, bajo la coordinación de la Fundación Oso Pardo, junto con la Xunta de Galicia y Asociación Galega de Custodia del Territorio como beneficiarios asociados.
Pero, con este proyecto, no solo se quiere favorecer el asentamiento de osos en esta sierra, sino también garantizar la conectividad entre hábitats y núcleos reproductores de la subpoblación occidental, previniendo al mismo tiempo posibles conflictos con los habitantes de los pueblos de la zona, incrementando la información y sensibilidad de los agentes sociales y población local.
Pasos a través de la A-6
De entre todas las acciones, como actuaciones forestales, compra de tierras, prevención de conflictos en las explotaciones apícolas etc, destacan las actuaciones de desfragmentación en el entorno de la autovía A-6.
Entre los trabajos iniciales del proyecto LIFE, y dentro de la acción preparatoria A3, se ha evaluado la permeabilidad de la autovía y otras infraestructuras en los concellos del proyecto, como paso previo para la propuesta de acciones de desfragmentación.
La presencia esporádica de osos en el norte de Zamora, sur de León (La Cabrera fundamentalmente), este de Orense y zona sudoriental de Lugo se ha incrementado en los 10 o 15 últimos años. Se trata previsiblemente de osos machos jóvenes dispersos que proceden de los núcleos reproductores más próximos (Ancares leoneses, parque natural de Degaña, Ibias y Fuentes del Narcea, Alto Sil y sierra del Catoute). En ese proceso de dispersión, los osos deben atravesar un corredor de transportes configurado por dos infraestructuras lineales: la autovía A-6, de cuatro carriles, con una valla que impide el cruce de los animales, y la carretera N-VI, que no está vallada y discurre por lo general paralela a la autovía.
“En el tramo de 12 km entre Pedrafita do Cebreiro y As Nogais, incluido en el área del proyecto LIFE Oso Courel, existen 7 grandes estructuras susceptibles de servir como pasos de fauna para los osos y otras 4 pasos inferiores de menor calidad. La configuración del paisaje no permite hablar de corredores ecológicos (entendidos como pasillos favorables en una matriz hostil), sino de una extensión relativamente homogénea con un hábitat que en general es moderadamente bueno para los osos, interrumpida puntualmente por la presencia de pueblos, viviendas aisladas y parches con escasa vegetación”, destacan desde la fundación Oso Pardo. “Revisadas las características de los pasos potenciales y su entorno, cuatro viaductos y un túnel se consideran excelentes para el paso de los osos y un viaducto más se puede considerar regular. Esto significa que el tramo tiene una permeabilidad buena (próxima al óptimo de un buen paso cada 2 km). Además, los osos pueden desplazarse al Courel atravesando los tramos de la autovía A-6 que hay al sur de Pedrafita do Cebreiro y al norte de As Nogais, y que son también bastante permeables. La conclusión es que en la actualidad este corredor de transportes no causa un efecto barrera importante”, apostillan.
En consecuencia, la recomendación de este estudio es modificar la Acción C2 realizando las plantaciones previstas de cobertura en otras zonas fuera del corredor de transportes. Se han analizado los datos de atropellos de fauna en la A-6 y la N-6 y se mantiene la propuesta de instalación de carteles de advertencia por posible cruce de fauna, y se propone su ubicación en la N-6 en los tramos donde hay zonas de paso en la autovía A-6 (viaductos o túneles).
¿Cuántos osos hay y dónde viven?
En la Cordillera Cantábrica los osos pardos se encuentran en las comunidades autónomas de Asturias, Castilla y León (provincias de León y Palencia), Cantabria y en una pequeña parte de
Galicia (Lugo). La población ha estado reduciéndose hasta finales del siglo XX, pero a mediados de la década de 1990 comenzó un periodo de recuperación que se mantiene en la actualidad.
La población cantábrica de osos está dividida en dos subpoblaciones, la occidental y la oriental. La subpoblación occidental se extiende desde los Ancares lucenses y los leoneses hasta llegar
a la zona central de la cordillera entre León y Asturias. Las osas reproductoras se extienden por todo el área de distribución de esta subpoblación, entre el suroccidente asturiano y el
noroccidente leonés (Alto Sil). En el año 2018 se estima que esta subpoblación está constituida por unos 280 osos.
La subpoblación oriental se distribuye por la Montaña palentina, la Montaña oriental leonesa y los montes cántabros de Campoo de Suso, Polaciones y Liébana, con presencia de ejemplares
en el oriente de Asturias. Las osas reproductoras orientales se localizan en Cantabria, Montaña palentina y los montes leoneses más próximos a ambas zonas, pero todavía no se extienden
por la totalidad de la Montaña oriental leonesa. En 2018 se estima que la subpoblación oriental está formado por unos 50 osos. Las dos subpoblaciones están separadas por una franja de 50 a 80 kilómetros que se conoce como el Corredor interpoblacional. Hasta principios del siglo XXI, los osos de ambos núcleos estaban casi completamente aislados y no había intercambio genético. Pero
al aumentar el número de osos, la comunicación se ha ido restableciendo. En 2008 se detectó en el sector oriental a los primeros osos “híbridos” (con padre occidental y madre oriental), y en la actualidad el trasiego de machos al menos desde el occidente al oriente parece habitual, lo que está acabando con el aislamiento genético.
Por el contrario, las hembras suelen ser filopátricas, con tendencia a asentarse cerca del lugar donde nacen, y quizá por ello no se han detectado osas que hayan cruzado el Corredor interpoblacional. Por ese motivo, y como la conexión entre ambos núcleos reproductores solo se produce actualmente por el movimiento de los machos, todavía podemos considerar la existencia de dos subpoblaciones cantábricas diferenciadas, según la Fundación Oso Pardo.
Después del asedio al que se vio sometido este animal, el trabajo de repoblación que se ha hecho es impecable y nos debe llevar a qué se recuperen sus poblaciones en La Cabrera y La Sierra de O Courel (las tierras más antiguas de la península ibérica),y como punto final conectar las dos poblaciones (la occidental y la oriental)