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El oso cantábrico no ataca, solo se defiende

En la Cordillera Cantábrica se han registrado cinco casos de ataques en los últimos 25 años. Un estudio del CSIC recomienda educar sobre los riesgos y seguir unas normas de convivencia. ¿Sabes qué hacer si te encuentras con un oso? EBD te lo cuenta en este reportaje
Foto: Fundación Oso Pardo

 A pesar de la estrecha convivencia entre osos y personas en la Cordillera Cantábrica, solamente se han registrado cinco casos de ataques en los últimos veinticinco años, incluido el producido en junio en Cantabria, este último a una persona que ponía cebos con miel para fotografiar a los animales, una actividad ilegal. En el Bierzo y Laciana no se ha registrado ninguno.

Esta es una de las conclusiones de un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha analizado las circunstancias de 700 de ataques documentados de seis especies de carnívoros (oso pardo, oso negro, oso polar, puma, lobo y coyote) desde 1955 en Estados Unidos, Canadá, Suecia, Finlandia, Rusia y España  y que ha concluido que cerca del 50 por ciento de los ataques de grandes carnívoros a personas es debido a imprudencias humanas, en el caso del oso pardo en España, el cien por cien. Los biólogos asturianos Javier Naves Cienfuegos y Francisco Fernández Gil formaron parte de este estudio internacional.

“Salir a correr al anochecer o de noche, dejar a niños pequeños sin vigilancia en zonas de presencia de grandes carnívoros, acercarse demasiado a hembras con crías o a animales heridos, y pasear con un perro sin correa en dichas áreas son las principales causas de ataques”, explica el investigador del CSIC Vincenzo Penteriani, de la Estación Biológica del Doñana.

Según el estudio, después de muchas décadas en la que la interacción entre los humanos y los grandes carnívoros ha sido mínima en muchas regiones de los países desarrollados, muchos aficionados a las actividades al aire libre desconocen los riesgos a de toparse con grandes carnívoros y qué hacer cuando esto ocurre. “Por esta razón, los ataques pueden disminuir mucho si aprendemos a comportarnos cuando estamos en la naturaleza. No se trata de limitar el acceso del público a las áreas ocupadas por grandes carnívoros o, como se ha hecho en el pasado, de perseguirlos, si no de saber coexistir con ellos. No podemos salir al campo como si fuéramos a dar un paseo por un centro comercial”, añade el investigador.

Para prevenir estos accidentes, los autores del artículo recomiendan informar y educar sobre los riesgos reales y respetar algunas reglas básicas si se visitan zonas donde habitan grandes carnívoros, como, por ejemplo, evitar ir solo de noche, vigilar a los niños, intentar moverse en grupos y no intentar acercarse a los animales salvajes.

A pesar del aumento de las visitas humanas a los hábitats de estos grandes carnívoros, matiza el estudio, los encontronazos con grandes carnívoros que resultan en ataque no son frecuentes en los países documentados (700 a lo largo de 60 años). Todos los casos pueden atribuirse a comportamientos defensivos como respuesta a intentos de acercamiento a hembras con crías y otros factores estresantes, como ir acompañado de perros sueltos o que el oso se encontrase herido previamente, que pudieron desencadenar respuestas de defensa”, concluye Penteriani.

Tras el último ataque registrado en junio en España, en Cantabria, el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero ya declaraba que este tipo de encuentros son fortuitos y raro y se trata de cargas muy rápidas del animal hacia el ser humano para quitarle de su camino.

Los osos, según Palomero, no se “ceban” . De hecho, si perciben la presencia humana, evitan encontrarse con los hombres, aunque si se ven amenazados y hay una fuerte proximidad, reaccionan con miedo y agresividad para “zafarse” de ellos…

encuentros
Foto: Fundación Oso Pardo

¿Qué hacer si nos encontramos a un oso?

Aunque el riesgo de ataque es pequeños,  siempre es bueno conocer las mejores pautas de comportamiento ante un encuentro con un oso. La Fundación Oso Pardo recomienda una serie de medidas, empezando por retirarse despacio sin alertar al oso y sin correr -si nos encontramos a corta distancia y el animal no nos ha detectado-. Si nos encontramos con un oso a corta distancia y el oso no nos ha detectado, lo mejor es retirarse despacio sin alertar al oso y sin correr.

Si el oso nos ha localizado, hay que conservar la calma, hablar suavemente con voz normal al animal e ir alejándonos despacio, permitiendo que nos identifique como un humano y mostrando que no somos un peligro para él. Si el oso está caminando hay que dejarle paso libre, no obstaculizar su camino ni las posibles vías de huida. Nunca echar a correr ni gritarle o amenazarle porque eso puede desatar su reacción agresiva defensiva. Si se trata de una hembra con oseznos no hay que interponerse entre la madre y sus crías

Cuando el encuentro se produce durante una acción de caza, se debe dejar al oso vía libre para huir, sin gritarle ni llamar su atención. Si llevamos arma se recomienda no disparar al aire, ya que puede reaccionar con un ataque.

En el caso de que el oso se siente amenazado puede reaccionar con una carga disuasoria, una respuesta habitual que consiste en una pequeña carrera amenazante que se frena antes de llegar a nuestra posición. Aunque puede resultar difícil, hay que mantener la calma, continuar en nuestro lugar, hablando suave y moviendo las manos pausadamente, para ir retirándonos despacio cuando relaje su atención sobre nosotros.

En una situación extrema y muy improbable, que el oso nos ataque, lo mejor es tumbarse boca abajo o en posición fetal, con las manos sobre el cuello protegiendo la cara y la cabeza y permaneciendo inmóvil. Si llevamos mochila puede ser una protección adicional. El oso hará un rápido ataque defensivo y en cuanto perciba que el peligro ha sido neutralizado huirá. Conviene mantenerse inmóvil hasta estar seguro de que el animal se ha ido.

Si vemos un oso a distancia segura, disfrutemos de la observación tranquilos, y no intentemos en ningún caso acercarnos al animal para hacer una foto o verlo mejor. Siempre a distancia. Un mito muy extendido afirma que el oso se pone de pie para atacar: si el oso se levanta sobre sus patas traseras, posiblemente solo intenta identificarnos y mejorar su campo de visión, ya que su vista es mediocre. En ningún caso ponerse de pie es una actitud agresiva.

Una osa y su crías en el Alto Sil

Evitar situaciones de riesgo

Para prevenir encuentros desagradables en las áreas oseras hay que evitar situaciones de riesgo. Así, si caminamos por una zona con presencia frecuente de oso, y sobre todo si hemos detectado cerca signos recientes como huellas o excrementos, es aconsejable hablar y hacer algún ruido, avanzando despacio y con atención, para evitar un encuentro fortuito y dar tiempo suficiente al oso para localizarnos y alejarse.

Tampoco conviene entrar en zonas de vegetación cerrada o en roquedos donde se sospecha que puede haber osos, jabalíes o alguna otra especie de fauna encamadas. Y cuando vamos con perros es necesario llevarlos atados o muy controlados, ya que muchos incidentes son provocados por un perro que detecta y alarma al animal, regresando inmediatamente junto a su dueño con un oso enfadado detrás.

Conviene alejarse también si vemos u olemos una carroña, o advertimos la presencia de aves necrófagas, y está absolutamente desaconsejado dejar restos de comida que puedan atraer a la fauna, y mucho menos proporcionar comida intencionadamente a los osos. Por último, nunca debemos intentar acercarnos a una osa con crías o acceder a una zona en la que se haya detectado recientemente la presencia de una hembra con cachorros.