El Poema de Mio UrdangaCid

Poema satírico de la Infanta Cristina y Urdangarín que nos manda un lector desde Palma de Mallorca.

Era nuestra Infanta lista;

hoy es la “jeta” y gorrona.

Casó con un deportista

que ha jodido a la Corona ,

vascuence y separatista,

y, encima, del Barcelona.

 

Compró en la Ciudad Condal

una casa en seis millones.

La gente, como es normal,

hacía cavilaciones:

Este, ¿de dónde cojones?

saca tanto capital?

 

Cristinita, al parecer,

la distraída se hacía

y fingía no saber

cómo Iñaki lo obtenía.

Si yo digo a mi mujer

que me gasto esa cuantía

conozco lo que va a hacer:

llamar a la policía

 

Ahora le van a nombrar

Duque del Cazo al fulano,

que Palma le queda enano

pues apenas hay lugar

para el dinero albergar

en la palma de la mano

 

 

Iñaki, con dos cojones

iba a las instituciones

y les forzaba a contratos

en base a sus relaciones,

y todos, como pazguatos,

le soltaban los millones

a cambio de garabatos.

 

 

Cuando el pagano decía:

¡vaya pasta, vive Dios!,

¿el dinero es para vos?,

Urdangarín no mentía

y, sincero, respondía:

el dinero es para Nóos

 

Claro que una “o” sobraba

pues lo que Iñaki no dice

es que el dinero volaba

a la cuenta de Belice

que el matrimonio ocultaba

 

Alguien dio el grito de alerta

y el Rey, con mucha cautela,

a Urdangarín le dio puerta

pidiendo a César Alierta

que, lejos de la Zarzuela ,

le hiciera una buena oferta

 

Y Alierta, para el amigo,

creó un puesto innecesario.

Estaréis todos conmigo

que ir con sueldo millonario

a Washington no es castigo

¡Es un premio extraordinario!

 

 

Para el Duque desleal,

previendo lo que le espera,

fue un premio fin de carrera

porque ha llegado al final

su delincuencia fiscal

y el robarnos la cartera

 

¿le espera al duque prisión?

Creo, sin ser erudito,

que no tendrá tal sanción

pues pasará a este delito

lo que a Botín con Garzón:

que, por milagro, ha prescrito.

 

La culpa del culebrón

la tiene Doña Sofía

que con falsa progresía

dio muy mala educación

a toda su dinastía,

y los tres, sin excepción

fueron a la vicaría,

en contra de su opinión,

en muy mala compañía.