Num: 7696 | Domingo 3 de diciembre de 2023

Elba, de Arganza: una vida dedicada a los productos del Bierzo

Manzanas, peras, setas, castañas, cerezas... toneladas de productos de la huerta y bosques bercianos han sido distribuidos por esta enérgica empresaria

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

María Elba Suárez Prada se crió en Arganza con tres de sus tíos y sus abuelos, que vivían en la calle Eduardo Peláez. Esta mujer de gran memoria y mirada detallada, se casó a los 23 años y desde entonces se ha dedicado, sigue haciéndolo, a comerciar con fruta y productos de la huerta del Bierzo.

Ciruelas, castañas, tomates… gracias a ella los productores pueden dar salida a sus mercancías y los consumidores, disfrutar de la calidad nacida del suelo de la comarca. Níscalos, boletus, cerezas… a través de Elba han pasado toneladas y toneladas de alimento desde el bosque y la ribera berciana hasta la mesa.

Este año, cuenta, no compró ni castaña ni cereza. Al parecer, las lluvias estropearon la cosecha de cerezas y las castañas estaban “llenas de bichos y de cocos”, con unas manchas. “A la gente no se le puede engañar”, recuerda; “con la gente hay que ser muy claro y honestos”, señala esta enérgica comerciante.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

De Arganza a Villafranca, o más cerca en Campelo, hasta Cabañas, Pombriego o Trabadelo, llegando a León, Zamora o quedando en Cuatrovientos: camiones cargados de fruta salían de la casa de Elba con diferentes destinos. Siempre, insiste, con total honestidad: si el producto no es de calidad, no se vende. Esta rectitud se la ha trasladado a su hija, que ha heredado su calidad de comerciante y viaja por el Bierzo y por Galicia vendiendo el lo que se cultiva en la comarca.

Elba, como los agricultores, sufre a veces por los caprichos del consumidor. Este año, por ejemplo, la manzana “fue un desastre” porque cogió una manchita negra “que la gente rechaza” aunque “no tiene nada, porque no pasa de la piel”. La pera, en cambio, salió muy buena y muy grande este año. Hasta 30.000 kilos gestionó Elba en su negocio de Arganza.

El Bierzo, garantía de buen producto

“Mientras hay en el Bierzo producto, yo no compro al almacén para nada. Puedo comprar la naranja porque aquí no la hay, pero el pimiento, el tomate, todo eso se lo compro aquí”, explica Elba. Uno de sus proveedores es un chico que es de nacionalidad rumana y de quien destaca su honradez y su afán trabajador. Eso es lo que Elba más valora en las personas, la honestidad, la decencia. Recientemente, fue a ayudarle a pelar y embotar pimientos, porque entiende que a las buenas personas hay que ayudarlas.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

“Que sean honrados, lo primero, y después trabajadores, pero primero, honrados, que paguen a quien le compran y que no deban a la gente. Honrados: el que pueda más que extienda más, el que pueda menos que extienda menos, yo soy una persona que no me gusta fanfarronear ni tirar”, explica esta mujer de Arganza.

Elba también estuvo al frente de una asociación de vecinos de Arganza desde 1998 hasta 2023, cuando esta desapareció. Al finiquitar las cuentas, decidieron donar el dinero que quedaba a dos asociaciones benéficas, Alzheimer Bierzo y la Asociación Española contra el Cáncer. Antes de ello, la asociación tenía muchas actividades: gimnasia, memoria, talleres de manualidades… “pero fue decayendo”, explica la que era su responsable.

Una de las grandes preocupaciones de esta berciana es su hijo, que tiene un grave problema de salud desde hace cinco años. Esto le ha llevado a ella a tratar con un psicólogo. Su hijo es joven, ahora tiene 53, y está de baja. Para Elba, con su espíritu emprendedor, es muy doloroso ver que él no puede estar en activo.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Él vive en Ponferrada pero ella se mantiene en Arganza, en la casa que hicieron su padre y su marido. Con los conocimientos de albañilería de su padre y la ayuda de Pepín, “el que tenía el bar”, levantaron la que es su vivienda. “Luego Gerardo, el albañil, puso los suelos y los enchapados”, cuenta de esta historia tan personal Elba. Los muchos nombres propios que pasan por su conversación dan muestra del carácter social de esta mujer, a la que muchos conocen en el Bierzo por su intensa actividad comercial en el sector de la fruta.

Como compraba en muchos pueblos, en todas esas localidades la conocen. Sin personas como Elba, “la gente tenía que dejar la fruta en los árboles”, recuerda. Y es una pena porque, como ella misma señala, “aquí la huerta es buena, aquí la tierra es buena. Es de producción, porque es tierra fuerte”.

¿Y sus gentes? María Elba lo tiene claro: “de la gente de aquí, tengo que hablar bien” aunque “si hubiera que hablar mal, hablaría mal. Tengo que hablar bien de la gente de aquí porque la gente de aquí es sociable. Y bueno, siempre tienes algún pique con alguien, algún encontronazo. Pero lo típico, lo normal y nada”. Y eso se devuelve pues “yo si algún vecino me necesita, aquí estoy, para lo que necesite. Y yo creo que si también necesito de algún vecino, también están ahí”.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Por sus problemas en la cadera, se mueve temporalmente con una muleta, “mi compañera”, le dice. Pero eso no le impide estar activa, en la época del otoño, por ejemplo, recibe y vende níscalos y boletus. Para esas operaciones, “estoy de pie”. Lo que no puede, por la cadera, es agacharse.

“Yo lo único que le pido a la vida es que el día que me tenga que morir es que me muera, pero que no me tenga que meter en una cama como estuvo mi madre”, recuerda con tristeza, pues la mujer pasó 21 meses enferma. “Es lo que le pido a la vida”, sentencia, al tiempo que recuerda aquel tiempo del que guarda el agradecimiento de corazón a los doctores que se ocuparon de ella.

Cuidar de los pueblos, cuidar del rural berciano

“Que miren por el pueblo, que nos tienen abandonadas de la mano de Dios”, pide Elba a quien pueda escucharla. La renovación, por ejemplo, de la carretera a Magaz, que está pendiente, es uno de los temas que señala. Se va a realizar futuramente y a los vecinos ya se les expropió los trozos de fincas colindantes. Le gusta que haya una nueva familia en Arganza, en lo que fue la casa del cura, que “la hizo el pueblo”, dice, cuando ella era niña.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Hacen falta que vengan vecinos, que el pueblo crezca, “que los pueblos crezcan, no este: todos, y que nos llevemos todos en armonía”. Pero siente que están abandonados y, como muchos otros en el Bierzo, se pregunta por qué no abren de nuevo las minas, “para que la gente tenga dónde trabajar”. “Hay algunos que roban por vicio”, recuerda Elba Suárez, pero por lo general quienes hacen eso es “porque no tienen para comer”.

Honradez, lo mejor que puede haber en el mundo

“Yo pienso que la honradez es lo mejor que puede haber en este mundo”, dice Elba. Su trabajo de comercial de fruta le ha enseñado el valor de ser de fiar, del ser honesto, del ser cumplidor. Habla de su hija con orgullo, de cómo ha recibido estas convicciones.“Mi hija lleva 25 años vendiendo en Galicia y se ve que la gente la quiere si no, no le habrían comprado”. En una ocasión, la joven tuvo un accidente de tráfico en una carretera, cayendo por un barranco cerca de Villafranca, y había en la casa al día 60 llamadas preguntando por cómo estaba. Elba al hablar de sus hijos es emoción constante. Se enorgullece de ellos, se preocupa al máximo, son lo más preciado.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Sin personas con la energía de Elba, el trabajo en la huerta berciana sería no más que una actividad recreativa. Sin poner delante la honradez, biografías como la de esta comerciante berciana de Arganza no superarían los dos párrafos. Sin comerciantes honestos, las sociedades naufragan. Elba Suárez ha llevado y lleva desde Arganza su negocio y eso repercute en riqueza para sus paisanos y bondades en la mesa al final de una larga cadena en la que ella sube y baja, distribuyendo los productos de los que nos enorgullecemos todos.

Nos despide tras mostrarnos su almacén, donde aguardan las cajas de setas que hoy mismo van a venirle a recoger, pues es la época. Nos saluda el orden de sus instalaciones, el dedicado esmero con el que organiza estanterías y cajas. Se mueve, con visible problema en su cadera, Elba por la sala de máquinas de su negocio, de donde tantos y tantos camiones de fruta salieron.

En Arganza, esta berciana para la que parece que no ha sido diseñado el descanso, trabaja y trabaja haciendo posible que la fruta y los productos del Bierzo lleguen a la mesa. La vieja cocina de hierro calienta la estancia, el olor de la madera alimenta la conversación; sobre la mesa, una pequeña libreta sujeta las últimas cuentas… ordenada y meticulosa, Elba Suárez nos despide con resolución porque ya llega el comprador de níscalos y ella tiene que atender su negocio. De los muchos nombres propios de su quehacer, el de Elba Suárez es el centro de un vendaval de conexiones que hacen posible que la riqueza del Bierzo no se quede en los bosques y en las ramas de los frutales.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Premios Mujer Bierzo 2023

El Ayuntamiento de Arganza, con el alcalde Javier Ovalle al frente, ha propuesto a esta comerciante berciana como nominada a los Premios Mujer Bierzo 2023 que organiza El Bierzo Digital. Estos premios buscan reconocer y galardonar la encomiable labor de todas las mujeres y, especialmente, de las de nuestra comarca. Es la tercera ocasión en la que el Ayuntamiento de Arganza participa en estos premios: en el pasado pudimos conocer las historias de María, una mujer del carbón, y Sofía, cantinera de Canedo.

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO
Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Elba Suárez, de Arganza. / QUINITO

 

Esta entrada tiene 1 comentario(s).

  1. Enhorabuena, a pesar que no la conozco, he oído hablar de Elba, la frutera de Arganza, tengo raíces en San Miguel de Arganza.
    Gracias por su constancia y sobre todo esa paciencia que le característica.
    Un abrazo y que siga disfrutando con Salud de la vida.

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