EBD Murió soñando con el Bierzo, según sus palabras, y ha sido el Plato Rey de la Comarca el que le ha conseguido levantar de entre los muertos. Enrique Gil y Carrasco regresó esta noche, dos siglos después de su nacimiento, a la capital del Alto Bierzo para ser el mantenedor de su XLII Festival de Exaltación del Botillo y aceptar, emocionado, el nombramiento de Hijo Adoptivo. Agradezco “el afecto y el cariño que he sentido, como un aliento cercano en mi soledad, cada uno de estos días, ¡tantos días!, ¡casi dos siglos!, desde que he me ausentado de entre vosotros”, expresó “con un nudo en la garganta”.
Caída la noche, el ‘romántico berciano’ por excelencia apareció misterioso entre las calles del Bembibre más antiguo y dirigió sus pasos al Ayuntamiento, donde fue recibido por la corporación municipal, en cuyo nombre, el alcalde, José Manuel Otero, le dio solemnemente la bienvenida. Después, el escritor firmó en el Libro de Oro de la Villa donde dejó la siguiente dedicatoria: “A la Villa de Bembibre, que dio a mi novela su nombre universal y me ofreció al más noble y valiente de sus hijos, el señor de Bembibre. Agradecido por vuestro continuo afecto y homenaje, sintiéndome desde hoy y para siempre como uno más entre vosotros, como Hijo de Bembibre”.
El alcalde, por su parte, rememoró cómo Gil “soñó batallas, amores y leyendas, aquí, a orillas del Boeza; y de su frente clara y despejada, nació la mejor novela histórica de todos los tiempos, El Señor de Bembibre”, y cómo la villa ha recordado siempre al escritor con el nombre de calles, parques e institutos.
Gil y Carrasco, en su discurso posterior ante las cerca de 1.500 personas que abarrotaron el pabellón Manuel Marqués Patarita para la ocasión, quiso poner de relieve que le alegra ver Bembibre convertida en “una pequeña gran ciudad”, aunque del Bierzo le entristece “ver algunas fortalezas y castillos que me son familiares, tan deteriorados”. También lamentó que la minería no vaya “tan bien como pronostiqué hace 100 años”. “Me siento un minero más entre vosotros”, fue el mensaje que lanzó a los trabajadores del sector.
La gala de celebración del XLII Festival de Exaltación del Botillo de Bembibre contó, entre otras autoridades, con la presencia del presidente de la Diputación de León, Emilio Orejas, el delegado territorial de la Junta, Guillermo García, el subdelegado del Gobierno, Juan Carlos Suárez-Quiñones, los senadores Silvia Franco y Luis Aznar, y el diputado Eduardo Fernández. Además de las autoridades locales, también estuvieron en la gala las de Ponferrada, con Samuel Folgueral, el alcalde, y Emilio López Cubelos, teniente de alcalde, como representantes.
Al inicio del acto, la concejala de Cultura, Laura Álvarez, entregó el premio del concurso literario Villa de Bembibre a Miguel Ángel Carmona del Barco, por su cuento ‘Hilvanes del pasado’, la historia “de un payaso varado en Bembibre” en la que también están presentes la ribera del Boeza, y los valles y los campos del Bierzo Alto, según el autor.
Álvarez dio las gracias a todos los que han conseguido convertir el Festival del Botillo en una fiesta de Interés Turístico Nacional. “El Botillo puede maridar con la literatura y las flores”, señaló. El acto se cerró con la música del gaitero Carlos Núñez, acompañado de Los Templarios del Oza y de las bandas de gaitas de Bembibre y la Virgen del Camino. Su música galaica, celta, que “suena también a Bierzo”, según sus palabras, consiguió levantar a los asistentes de sus asientos, autoridades incluidas.