Ahora que estamos en fechas en las que los conceptos de solidaridad y humanidad se agudizan, bueno es poner en primer plano la labor que realizan muchos colectivos y ciudadanos a título particular, a favor de los necesitados. La Navidad tiene ese poder de trasformar lo que toca, y lograr sensibilizar al más recio. Son estas fechas las más indicadas para las recogidas de alimentos, de juguetes, de ropa, de artículos de primera necesidad que muchas personas, más de las que creemos necesitan en nuestra comarca. Cada año por estas fechas Cáritas nos lo recuerda, y en este 2015 a punto de concluir, cerca de 800 familias en situación de pobreza acudieron a la ONG, que también ayudó a otro centenar de casos de pobreza extrema. Pero además entregó vales para comprar alimentos por valor de 34.000 euros, y 250.000 kilos de comida. Es por tanto buen momento para poner una bola en el árbol de navidad o una pieza en el nacimiento que recuerde la extraordinaria labor de esas donaciones que salvan y cambian vidas. Una estrella radiante, dedicada a los que colaboran con Cáritas con sus donaciones, a los voluntarios y a los responsables que gestionan esos repartos.
Pero la estrella de Cáritas tiene más puntas, que hacen igualmente una labor encomiable en defensa de quienes pasan la injusticia de carecer de lo más básico. Los Bancos de Alimentos y las acciones solidarias que parten de diversos colectivos que organizan colectas alimentarias cada día, porque comer hay que hacerlo cada día, no sólo en Navidad. En Banco de Alimentos del Sil, no descansan, pero de entre sus muchas acciones, la recogida solidaria de navidad que mueve a cientos de voluntarios en supermercados, que saben encender la chispa de los compradores que se suman a esta cadena entregando lo que pueden y quieren. Esos voluntarios, que no son anónimos ni mucho menos. Tienen nombre, apellido, dignidad y sobre todo humanidad. La misma que quien recibe, lo que la vida le ha negado por diversas circunstancias. Me admiró ver como una aspirante, que perdió el primer sillón municipal de Ponferrada, con nombre y apellidos, Angela Marqués, agachaba el lomo, cargaba y llenaba cajas en un Supermercado sumándose a esta campaña de Banco de Alimentos. Ya no era campaña electoral y no necesitaba esos réditos. Si hubo otros que lo hicieron, no lo pongo en duda y es para reconocer de la misma manera. Yo la vía a ella, y ví también la entrega de Ana Garnelo cogiendo el testigo de Damián Tascón y todos los colaboradores al frente de ese “gran batallón” en contra del hambre. Como Cruz Roja, y todos los colectivos benéficos y sociales que trabajan intensamente estos días. Ellos y ellas, son otra punta de la estrella de la Navidad, que tiene en los niños, los chavales de muchos colegios del municipio de Ponferrada otro vértice luminoso. Chavales que se organizan desde sus centros educativos, para ayudar o decorar el Hospital del Bierzo, Hospital de la Reina, Clínica Ponferrada, Hogar 70, donde hay enfermos que reviven con una sonrisa. Destellos de infancia y adolescencia, para esos otros chicos “los sembradores de estrellas” que recorren las calles de la ciudad con ese gesto de pegarte en la solapa una estrella, de la que muchos huyen creyendo que hay que dar algo a cambio. Se equivocan. No hay más que dar las gracias. Pues por ellos va, otro pico de nuestra estrellada historia de hoy. Me olvidaré de muchos, de otras acciones a favor de una sociedad más humanizada, pero nos gustaría que todos los que hacen algo, por remover conciencias y poner coto a las injusticias sociales, se vean representados. Y si todavía no ha visto la oportunidad de sumarse a esta escalada de ayuda, recordamos esa otra opción que tomó forma hace unos años, y que se llamaba “El café pendiente”, tomar un café en un bar y dejar pagados dos, por si alguien viene detrás de nosotros y lo necesita. O una comida. O las tapas en algún bar que invita a cogerlas a quien tenga hambre. Torneos deportivos, conciertos de música, baile, recogida de juguetes… todo eso la Navidad. Es tiempo de Navidad, practíquenla sin miedo, merece la pena vivirla en toda su intensidad.