Gitanos y payos

Los protagonistas de nuestra columna de hoy seguro que llevan alguno de estos apellidos: Vargas, Romero, Jimenéz, y también los de García, Pérez, y Rodríguez.

Seguro que entre los “Romero y los García”, hay muchos seguidores del Real Madrid, entre los “Pérez y los Vargas” del Barça y entre los “Jiménez y los Rodríguez”, del Atlético de Madrid. Y de entre todos ellos muchos seguidores del Valencia y del Atletic de Bilbao,… ¡no digamos del Betis!. Suma y sigue.

Gitanos y Payos, dos comunidades, que conviven desde que el hombre es hombre, con muchas diferencias, en costumbres, comportamientos sociales, cultura… pero que se han puesto de acuerdo para que la conmemoración, esta Semana, del “Día Internacional de Pueblo Gitano”, sirva para desarrollar una acción benéfica, un partido de fútbol, para recaudar fondos que se repartirán entre familias necesitadas de Ponferrada.

La loable acción, no tendría mucho de particular, puesto que acontecimientos benéficos de este tipo se repiten cada semana. Lo singular está, en el equipo rival, el banquillo visitante, que estará compuesto por Policías Nacionales. Y esa histórica pareja, gitanos-policías, que ha sido germen de muchos chistes, es, la que marca la diferencia”. Igual que se disputara otro partido entre curas y monjas, jueces y delincuentes, heavys y raperos… en fín, seguro que usted igual que yo, sacaría muchas parejas chocantes, como la que nos ocupa.

Gitanos y Policías, han sido capaces de demostrar que esos estereotipos históricos ligados al “malaje de la raza gitana”, cada vez están menos arraigados, y que como en todas las viñas, en las de los gitanos y en las de los payos, hay cepas muy sanas y otras muy retorcidas.

El partido de fútbol en Ponferrada, entre gitanos y payos, es en resumen una historia de solidaridad y de apertura constante. La que persigue la mayoría de los gitanos, hacia la integración.

Y son muchos los pasos que se están dando desde diversos colectivos, como los que felizmente desarrolla la Fundación del Secretariado Gitano de España, donde promueven un tratamiento más justo. Y muchas veces es la lengua, que debería unir naciones, como los puentes, la que pone las mayores trabas. Un ejemplo está en el diccionario de la real academia, donde gitano viene con una acepción peyorativa vinculada a la estafa y el engaño. Siempre ha sido esa la imagen generalizada, y es tiempo de cambiarla.

Hay que poner por las dos partes. Por la de los payos, pero también por la de los gitanos, que muchas veces se autoexcluyen de la norma y les cuesta adaptarse al tiempo que vivimos, y al papel de la mujer en la sociedad. Las malas prácticas, están igual de viciadas, en cualquiera de las dos realidades.

Sirva como ejemplo, el gran trabajo realizado desde esa Fundación del Secretariado Gitano, como llamada de atención a los medios de comunicación para tratar determinadas noticias relacionadas con los gitanos. Crearon un periódico, el “Payo Today” donde le dan la vuelta a los titulares peyorativos que se refieren a los gitanos. ¿Qué pasaría si en vez de hablar de gitanos, se hablara de payos?:

“Sanidad asegura que los payos son la fuente de contagio del Ébola”, “El pequeño payo Nicolás se coló en la recepción de los Reyes” ó ”Pablo Iglesias avisa que acabará con la casta paya del 78”. En resumen un periodismo que elimine los  prejuicios.

El gitano es hombre noble y de defensa de los principales valores de la sociedad, de respeto a la familia, a los ancianos, y ha sido fuente de inspiración de grandes escritores… no nos diferencia tanto.

Salud y libertad, es su saludo de cada día, o como ellos dirían en caló “Sastipén Tali”.