El simbólico hotel Miralrío de Cacabelos, ubicado en la avenida Galicia, 38, de este municipio berciano, volverá a abrir sus puertas el próximo mes de agosto después de 50 años cerrado. El edificio lleva en obras casi 3 años y culminará durante esta temporada estival con un proyecto que pretende ser hotel, restaurante y bar. Los nuevos regentes de Miralrío han respetado hasta el antiguo nombre del emblemático alojamiento de la villa del Cúa.
Mónica y Román han conservado también la fachada del edificio, así como algunas zonas del inmueble como las galerías, la escalera interior, los balcones y antiguas paredes de piedra. Sin embargo, los nuevos promotores vaciaron completamente el interior del edificio para construir desde cero un nuevo y moderno concepto de hostelería. Tendrá 12 habitaciones, algunas con balcones, vistas al río y al puente romano, restaurante, comedor, sala de desayunos y una terraza que estará abierta al público en general. Este último servicio será por el que empiecen el próximo mes de agosto y, poco a poco, irán incorporando el resto de funciones.
Pero este no es un edificio cualquiera y es que guarda historias particulares del siglo pasado. El hotel Miralrío lo fundó el cacabelense Ángel en los años 50, un tiempo en el que la nacional VI pasaba por este punto y cientos de viajeros hacían una parada en este alojamiento. Así, se hospedaron en él grandes leyendas del deporte y la cultura como Remallets, portero del Barcelona o Juanito Vázquez, exjugador del Atlético de Madrid y entrenador en aquel momento del Racing de Ferrol. Además, este último reconocido personaje era el abuelo del presentador de televisión Jesús Vázquez y los vecinos de Cacabelos cuentan que tuvieron que constatar la muerte de Vázquez en este establecimiento para poder llevarlo a su ciudad natal.
Ángel, que trabajaba el negocio con su mujer y sus hijas, fue un visionario e intentó crear los bailes de salón que en aquel momento triunfaban en Madrid pero no prosperó y el proyecto fracasó. 50 años después, Mónica y Román vuelven a darle vida a uno de los edificios más icónicos de Cacabelos.