Huele a elecciones

Con el otoño encima, el Bierzo huele a uva en bodega, a pimientos asados y a magostos, y por toda Castilla y León se expande el inconfundible aroma de elecciones anticipadas.

Nadie sabe cómo acabará esto. Seguramente ni el propio Mañueco que no tiene todos los ases en la manga al no ser capaz de controlar todos los acontecimientos y circunstancias que pueden abocarnos a las urnas en pocos meses. Mañueco observa el tablero y no ve la partida clara.

Por un lado, está el PSOE, el partido que ganó las elecciones, más fuerte y unido que nunca, y que está obligado a presentar de nuevo, en cuanto los plazos lo permitan, una moción de censura. El malestar de la ciudadanía, que identifica cada vez con más nitidez sus problemas con la actual gestión de la Junta, la falta de iniciativa del gobierno autonómico y la corrupción que salpica al PP de Castilla y León hace imposible para el PSOE eludir esa responsabilidad.

Por otro lado está, Ciudadanos. Mañueco se ha esforzado en descargar protagonismo y responsabilidad en su vicepresidente, Igea, al que lo primero le pierde y lo segundo le viene excesivamente grande. Igea mordió la manzana envenenada que le presentó Mañueco para gobernar. Esa decisión fue castigada duramente por su electorado al quitarle en poco tiempo todos los diputados nacionales que le había otorgado. La aplicación de ese durísimo correctivo no le pasa inadvertida al Presidente que sabe perfectamente que en Castilla y León no se producirá un trasvase directo de todo el voto naranja a las filas del PP.

Y sumando incertidumbres, al Presidente le desvelan los problemas del PP en Soria, en Ávila, en Valladolid y hasta en León.

Pero Mañueco se está preparando. Va aumentando su presencia mediática, hasta el punto de venir a las fiestas de La Encina. Va aumentando el desgaste a Ciudadanos, votando junto con el PSOE en las Cortes de Castilla y León intentando visualizar que los recortes en Sanidad son cosa de Verónica Casado e Igea. Va aumentando el control de su partido a la vez que intenta achicar espacios a Vox con nombramientos como el de la Delegada Territorial de la Junta en León. Y va soltando lastre, dejando caer a su asesor Ignacio Cosidó.

Así las cosas, y a punto de presentarse los presupuestos de la Junta, veremos si Mañueco aprovecha este escenario para tejer el relato del desencuentro final con sus socios de gobierno o si por el contrario se tapa la nariz y por mucho que huela a elecciones reza un “virgencita, virgencita que me quede como estoy”