Investigadores de la Universidad de León (ULE) y la Universidad de Vigo (UVigo) han patentado un sistema capaz de detectar de forma anticipada el riesgo de caídas en personas mayores mediante la medición y análisis del equilibrio dinámico durante la marcha. La tecnología, reconocida recientemente por la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), combina sensores portátiles y algoritmos inteligentes para alertar de posibles alteraciones en la estabilidad del cuerpo.
Uno de los pilares del desarrollo es Raquel Leirós, profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud en el Campus de Ponferrada de la ULE y doctora por la UVigo, donde desarrolló esta línea de trabajo dentro del grupo de investigación Hi10. Junto a ella, han participado en el proyecto José Alberto Benítez (ULE) y José Luis García Soidán y Vicente Romo (UVigo).
El sistema se basa en un acelerómetro triaxial, colocado en la parte baja de la espalda, que registra las aceleraciones del cuerpo en tres ejes: vertical, lateral y antero-posterior. La información recogida se analiza mediante un dispositivo de procesamiento —como un teléfono móvil o un ordenador— que interpreta esos datos y detecta posibles alteraciones en el control postural.
“Si los valores de aceleración indican un control postural insuficiente, el sistema identifica que existe un riesgo de caída, incluso de forma predictiva”, explica Leirós. El objetivo es identificar precozmente a personas vulnerables y permitir intervenciones preventivas más efectivas, especialmente en el caso de personas mayores, uno de los grupos más afectados por caídas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 35 % de los mayores de 65 años y el 50 % de los mayores de 80 sufre al menos una caída al año. La herramienta desarrollada por la ULE y la UVigo puede utilizarse en entornos clínicos con tecnología asequible, abriendo nuevas posibilidades en campos como la enfermería, fisioterapia, neurología, ortopedia y podología.
El trabajo se ha desarrollado durante casi una década y ha requerido, entre otros aspectos, la localización del punto exacto de la zona lumbar donde el acelerómetro debía colocarse para coincidir con el centro de gravedad del usuario. A partir de ahí, se ha trabajado en el diseño de algoritmos que permiten una interpretación fiable de los datos, incluso ante pequeños cambios derivados del envejecimiento.