Llegó tarde el invierno al Bierzo, pero llegó. Hubo quien creyó, que ya no lo haría. Pero sí, llegó. Ya está aquí la estación del frío, que se ha hecho notar con aplastante soberbia, empachando de agua y nieve, el mapa berciano. El cielo envió agua y nieve a espuertas. Cantidades ingentes de invierno, que la propia estación meteorológica ha sido incapaz de engullir. El agua símbolo de la creación, mostró en los primeros días de este invierno tardío, su lado más destructor, con históricas avenidas, como las del río Boeza, dañino en la zona de Bembibre, Villaverde, ó Ponferrada, el lugar donde el Boeza deja su agua en el Sil. Riadas históricas, en el barrio del Puente Boeza, donde el río reclamó con violencia lo que es suyo. “Tarde o temprano el río acaba recuperando lo que es suyo”, -decían los veteranos del lugar-.El agua lo anegó todo y las huertas ribereñas del Revolvedero y el Pedracal, que albergaban aperos o animales, fueron víctimas de ello. El agua arrasó y hundió carreteras y taludes, y la nieve lo remató poniendo inconvenientes a la circulación.
Todo según lo previsto, pero confiando en que la experiencia de cada año, se convierta en previsión para el próximo. Muchas veces lo ponemos en duda, porque un año sí y otro también, decenas de escolares se quedan sin poder acudir a sus colegios o institutos, por las copiosas nevadas. Es tan habitual esa estampa en el Bierzo … como comer botillo. ¿No habrá una solución común para garantizar el transporte escolar a estos chavales, aunque sea lo que menos quieran ellos?
En el desenlace del temporal, con agua, o nieve de por medio, solemos olvidar el papel fundamental de los profesionales que velan por nuestra seguridad y que son decisivos para que las consecuencias de la brava naturaleza, siempre sean menores. Arriesgan su pellejo. Por ejemplo, los conductores de la maquinaria especial de invierno, que tienen que hacer virguerías para dejar expeditos los accesos a los pueblos y puntos más recónditos de la red, donde no hay espacio suficiente para maniobrar, y se maniobra. Profesionales y voluntarios de Protección Civil, Carreteras, Policía Municipal, Guardia Civil, que echan el resto para colaborar en lo que sea necesario, y que son decisivos en la intervención en zonas rurales de montaña, muchas, muchas, muchas en el Bierzo. Medios humanos que se encargan de repartir fundentes para que se pueda circular. Sanitarios del 112, de Cruz Roja, y los Bomberos ¡por supuesto!. A ellos todavía los tienen muy presentes en la zona del Puente Boeza, en Ponferrada el día de la riada. No por poner cota a las inundaciones (que también) si no por ese rescate que protagonizaron de una perrita, que quedó aislada en medio de la gran crecida, y que ellos lanzándose al río, pudieron salvar. Es tiempo de dar gracias a todos, sin olvidarse de ninguno. A todos los que hacen posible, que año tras año, podamos contarlo. El invierno ya llegó … y siempre se vio en febrero, lo contrario que en enero.
Invierno
Lectura: 2 minutos, 11 segundos