El juicio que se sigue en León por la muerte de seis mineros el 28 de octubre de 2013 en las instalaciones de la Hullera Vasco Leonesa a causa de una invasión masiva de grisú inició este miércoles la declaración de los testigos peritos, con la comparecencia -entre otros- de varios responsables del Servicio territorial de Minas de la Junta, entre ellos, el ingeniero actuario de la Sección de Minas de la Delegación Territorial de la Junta en León cuando ocurrió el siniestro, Juan José Vidal Lombas, que afirmó sobre el grupo de expertos que se nombró para investigar lo ocurrido y que él abandonó tras la primera visita al lugar: “Había unas ideas predeterminadas que se me transmitieron: a la HVL se le han acabado los créditos. Esto hay que acabarlo”.
Vidal mostró su “total desacuerdo” con las conclusiones y el informe emitido por ese grupo sobre el suceso, al considerar que la investigación partió de una teoría concreta (la caída de una bóveda), cuando no debería haber sido así. También recalcó que a su juicio sí tenía vigencia el proyecto tipo de la explotación minera -aprobado en 1999-. Además, sostuvo la validez del plan de labores de 2013 que fue aprobado en su día, con el acompañamiento de las pertinentes DIS, Disposición Interna de Seguridad.
El actuario, que inició una larga baja médica al día siguiente de participar en una visita técnica de inspección de la zona del accidente, comentó que “había un señor que dirigía el cotarro y no le gustaba el ambiente” y el médico le prescribió “que se apartara” del asunto. “Desde 1998, alguno de los que suscribe el informe fue actuario. ¿No tuvieron tiempo u ocasión de decir que el proyecto no valía y aprobaron los planes de labores? Los que firman el informe tuvieron ocasión desde 1998 a 2008 para decir que no sirve. No lo entiendo”, manifestó.
“Vi que el taller estaba intacto y en la esquina sur, pegando con el muro, había un hueco en el que se veía el techo desnudo de la capa. Las puntalas estaban manchadas de un polvillo. El carbón se había desprendido de allí”, relató sobre esa única visita al lugar de la tragedia, ocurrida en la única mina declarada en aquella época como de tercera categoría (altamente grisuosa) en Castilla y León.
Respecto a los diversos incidentes registrados con anterioridad en el macizo séptimo -el afectado- fue contundente: “Quiero dejar claro que yo no soy el director facultativo de allí” y respecto a la existencia de excesiva bóveda declarada por varios testigos -y el peligro que ello podía conllevar- dijo no ser conocedor de ello. “Tendrá alguien que decidir qué dimensiones tiene ese hueco para tomar decisiones. El hueco es un motivo de preocupación”, afirmó.
Su opinión sobre el accidente es que fue “un fenómeno gasodinámico con un desprendimiento súbito y grande, dentro del post-taller, y no hubo arrastre de carbón porque era muy duro y no podía haber derrabe” y en otro momento matizó: “Nunca vamos a saber lo que pasó ahí dentro. Lo único que sabemos es que salió gas, de forma súbita y en gran cantidad”.