En 1970 vino a actuar a la discoteca Temple de Ponferrada Julio Iglesias. Entonces ya era muy famoso y resultó un acontecimiento aquella visita. La ciudad esperaba con gran interés la actuación de quien acabaría siendo el cantante latino que más discos ha vendido, y durante un tiempo el cantante más comercial de todo el mundo. Por aquel tiempo la discoteca Temple traía cantantes pop muy conocidos, ignoro cómo lograba ofrecer aquellos espectáculos. Iglesias era ya tan célebre que muchos adolescentes a los que nos interesaba poco su música, estuvimos muy atentos al día de la actuación. E incluso, y aunque andábamos escasos de fondos, acudimos a ver al cantante de origen gallego. Por entonces Julio ya tenía mucha soltura como cantante y como artista, nada que ver con aquel joven que había ganado dos años antes el festival de Benidorm, y que no sabía dónde meter sus manos mientras cantaba.
Un par de horas antes de la actuación, me enteré por casualidad de una pequeña expedición a pie que iba a hacer Julio iglesias y algunas personas más desde la discoteca Temple hasta una sencilla vivienda situada en el barrio del Campo de los Judíos de Ponferrada. No me atreví a ir con el grupo que acompañaba a Julio Iglesias, no los conocía, pero si me situé cerca de ellos, y así hice todo el recorrido hasta la orilla izquierda del río Sil. Por eso pude comprobar la sorpresa que sentían muchos viandantes que se cruzaban con el artista por la ciudad.
¿Por qué iba Julio Iglesias, -que por cierto era muy alto y delgado, más de lo que yo imaginaba- a aquel hogar? El motivo tenía que ver con un accidente de automóvil que sufrió el cantante años atrás, cuando para nada tenía entre sus previsiones dedicarse a la música, sino a algo tan diferente como el fútbol, empeño en el que llegó a ser portero juvenil del Real Madrid. Ese accidente le dejó paralítico durante más de un año para afrontar su larga y dura recuperación. Pues bien, durante gran parte del tiempo que Julio Iglesias permaneció en el hospital, fue compañero y luego amigo de otro accidentado grave que era de Ponferrada. Y compartió habitación con él.
La noticia se comentó mucho en la ciudad, y a los bercianos les gustó aquella visita de Julio Iglesias a su antiguo colega de hospital; aquella expresión de afecto. Todo esto sucedió hace cincuenta años nada menos, pero por ahí sigue Julio Iglesias con sus canciones y con sus eventuales sufrimientos físicos. Y con curioso su vínculo con la ciudad del Sil y del Boeza.
CÉSAR GAVELA