Artesanía, ropajes… ¡y cientos de ajos! De esto y mucho más ha estado repleta Villafranca del Bierzo durante la mañana y el mediodía de este lunes. El parque de la Alameda y la plaza del pueblo han acogido en un día soleado la feria del Camino de Santiago donde peregrinos, visitantes de otros municipios o provincias y personas de la misma villa han podido disfrutar de un festejo que ya es tradición.
La multitud comenzaba el recorrido del mercado por el punto de encuentro más común entre vecinos, la ”Plaza del Generalísimo”, donde tras una nube gigante de globos para niños se podía vislumbrar el principio de la feria. A la izquierda, una casi interminable fila de bolsos de todos los colores y tamaños invitaba a seguir hacia delante, intentado esquivar a los curiosos que buscaban las gangas y, con ya menos suerte, los rayos de sol. Una vez mimetizados con el gentío solamente era cuestión de avanzar, mirando a ambos lados sin perder detalle ya que no había secciones concretas, los elementos que componían cada puesto varíaban aleatoriamente, desde lo más pequeño a lo más grande, desde lo material hasta lo más sabroso.
La ropa siempre es protagonista: vestidos, camisetas, playeros, ropa interior y las últimas tendencias del verano a un precio muy asequible, todas las tallas y todos los diseños han estado disponibles. También, los juguetes y distintas piezas infantiles han estado presentes para hacerle a los niños más entretenida una caminata lo que, con el clima y la aglomeración de personas, era de agradecer. Además, los peregrinos disponían de un amplio conjunto de objetos, herramientas y utensilios propios del Camino de Santiago, como bastones, cantimploras, mochilas y riñoneras que les servirán de gran ayuda para seguir con su ruta.
Siguiendo con la travesía, cada nuevo paso llevaba a lo más cotizado del recinto ferial; la comida. Pero no cualquier comida, sino una gastronomía típica y tradicional del Bierzo, desde embutidos hasta dulces de tamaño industrial, puestos desde los que no se ha dudado en ofrecer una muestra para aquellos hambrientos e indecisos compradores. Pero, sin lugar a dudas, el elemento estrella ha sido el ajo, una planta que encierra dentro de su blanca piel un olor y un sabor intenso que ha atraído a cientos de personas.
Una vez finalizado el recorrido, el apetito llamaba a las puertas del estómago y qué mejor manera de saciarlo que yendo con la familia y amigos a disfrutar del tradicional manjar del mercado por excelencia: el pulpo gallego. Unos bancos con largas mesas de madera decoraban y aromatizaban el pueblo desde la mañana hasta la hora de comer: todas las personas que han acudido a probar esta delicia han quedado satisfechos. Tanto el pulpo como los elementos ya mencionados que componen la feria han estado presentes desde siempre, lo único que desde hace años que no se ve son las tradicionales compra-ventas de ganado o materiales como la lana. Esto no quita que la feria haya tenido el éxito que se esperaba ya que, como es costumbre, las calles se han abarrotado y los bares han obtenido un importante beneficio. Es por ello que el pueblo ya espera con los brazos abiertos a la siguiente edición de la feria del Camino de Santiago.
