La era de la distopía

El Cuento de la Criada

El 4 de abril se cumplieron 50 años del estreno del Planeta de los Simios (1968), una película que marcó un hito en la ciencia ficción y que hasta la fecha constituye la mayor, o al menos la más conocida, distopía recogida por el cine. Y es que a pesar de que la palabra distopía -que nace gracias a su opuesto, la utopía-, no fue contemplada por la RAE hasta 2016, definiendo una representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana, los años 60 del siglo XX constituyeron el punto álgido de la literatura y el cine ‘distópico’, producto en muchos casos de las consecuencias de la II Guerra Mundial y del miedo a la Guerra Fría.

La novela 1984 de George Orwell (1949) fue el anticipo de lo que vendría después, algunos de cuyos ejemplos más destacados son Soy Leyenda, de Richard Matheson (1954), con sus tres adaptaciones cinematográficas; El planeta de los Simios (1963), que daría lugar a la famosa película del mismo nombre en 1968, o, entre otras, La Fuga de Logan, novela de 1967 llevada al cine en 1976. A partir de la caída del muro de Berlín, la producción artística distópica decae, manteniéndose en unos mínimos – eso sí, con ejemplos destacados como Hijos de los Hombres (1992), de P.D. James, que también saltó a la gran pantalla con éxito- hasta el presente.

En la actualidad, las distopías no solo están de moda sino que la palabra se ha colado en nuestro vocabulario y es  frecuente encontrarla asociada especialmente a la literatura, al cine y, sobre todo, a las series de televisión -cada vez con más adeptos porque, además de ser al fin y al cabo películas extra large -en medios y en metraje-, su dosificación por entregas favorece la adicción- . 2017 ha sido el año de la nueva explosión distópica. Un ejemplo es la aclamada serie The Handmail’s Tail, el Cuento de la Criada, basada en un relato de Margaret Atwood, cuya primera temporada ha fascinado a la audiencia. También en 2017 han visto la luz la película Blade Runner 2049 y la novela Rendición, de Ray Loriga, que, a pesar de enclavarse en la ciencia ficción y en lo que ha venido a llamarse el neo-noir, la primera, y el existencialismo, la segunda, hunden sus raíces en la distopía.

Y es que a estas alturas de otra película, la de nuestras vidas, ya hemos renunciado a creer posible aquella isla imaginaria, con un sistema político, social y legal perfecto, descrita por Tomas Moro, de nombre, en latín, Utopia, término con el que se pasó a representar una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano -también un proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización-.

Blade Runner 2049

 

Como en los años 50 y 60, volvemos a estar muy preocupados por nuestro futuro. Vivimos en un planeta sobrexplotado, con un medio ambiente gravemente dañado. La natalidad desbordante de algunos países asiáticos se contrapone con el crecimiento vegetativo negativo de otros europeos como España. Cada vez vivimos más por lo que estamos preocupados por nuestras pensiones que, en teoría, nos tendrán que pagar una minoría de jóvenes que sin embargo no son capaces de acceder a su primer empleo… Mientras tanto, unos más que mediocres líderes mundiales comienzan a recurrir a las armas como solución a los conflictos internacionales ¿Acaso no estamos viviendo ya una distopía?