La política está de moda

 

Hasta no hace muchos años parecía que todos los ciudadanos estábamos preocupados “en parte” de lo que en la política municipal ocurría. Sesiones plenarias de hace pocos años donde en el mejor de los días se podían contar con los dedos de una mano el número de ciudadanos que acudían al salón plenario, incluso los que por aquellos entonces teníamos y sentíamos la necesidad de acudir a escuchar en primera persona lo que allí se cocía para poder generar una opinión propia éramos llamados entre amigos y cariñosamente “friquis”. Parece ser que me hago mayor, pues puedo escribir sin temor a equivocarme “Cuanto han cambiado las cosas desde entonces”… Lo cierto es que ahora en los “mejores” días se puede encontrar alguna butaca vacía, bien centrada y con perfecta ubicación sonora, una vez iniciados los plenos. Cierto es que hasta aquí todo parecen ser magníficas noticias, una política más activa donde el ciudadano acude a los plenos a informarse de lo que ocurre dentro del ayuntamiento que le representa. Pero detrás de esta primera conclusión es cuando el que está detrás de estas líneas se pregunta y lanza la siguiente cuestión al aire: ¿Es esta mayor presencia sinónimo de un mayor interés ciudadano por lo que ocurre en la ciudad? Quizás pueda equivocarme (que feliz me haría), pero tengo la sensación de que no es así, lamentablemente.

Ahora la política está de moda; todo el mundo, cual seleccionador de futbol, sabemos que tecla sería la adecuada para que el equipo pasara a jugar como los ángeles cuando lo cierto es que pocos han dedicado el tiempo suficiente a prepararse para desarrollar un papel de responsabilidad. El problema surge cuando un dedo acusador dice: tú, si si tú, serás el nuevo seleccionador… entonces las rodillas tiemblan, el micrófono parece perder fuerza y el pulso baila como si de un swing se tratara, donde dije digo diré diego y si aún no lo dije tranquilos lo guardaré para cuando me haga más falta que ahora, es en ese momento cuando seguramente el recién nombrado seleccionador (si su ego se lo permite) pensará: “madre mía que perdido estoy, quien me mandaría meterme en este jaleo”. En definitiva, la política es compleja y ciertamente en muchas cuestiones difícil de entender para los que somos ciudadanos de a pie, pero el peligro está en dejar que el que cree tener la solución a todo crea que realmente la tiene, porque entonces los culpables seremos todos y el que peor lo pasará será él.

Como ciudadano seguiré pensando que los plenos son la mejor forma de ver como late la política municipal, y por cierto… según han transcurrido los últimos meses, mociones, ruegos y en vista de las noticas de última hora que aparecen en la prensa, parece que este mes podré saludar a muchos amigos y vecinos que hace meses que no veo en los plenos, aunque quizás esté equivocado.

 

Javier Guzmán.