M.A. El dolor se ha convertido en un problema de salud pública y su manejo es todo un reto para los profesionales. Recientes estudios muestran que por encima de los 65 años un 70% de la población refiere haber tenido dolor moderado o severo en los últimos 3 meses.
Como respuesta a este tipo de problemas, han surgido las Unidades de Dolor, donde especialistas, normalmente anestesiólogos, tratan el dolor crónico provocado por diferentes patologías, como hernias discales, problemas en las articulaciones, neuralgias etc. El dolor incide negativamente en la calidad de vida del paciente, por lo que su alivio se ha convertido en un reto.
El año pasado, el Hospital del Bierzo consiguió abrir su propia Unidad de Dolor en la que trabajan cuatro profesionales. Solo en ese periodo realizaron 1.200 consultas y más de 700 técnicas de intervención sobre pacientes con dolor “con resultados muy buenos”, manifiesto José Luis Rodríguez, el responsable de la Unidad y jefe del Departamento de Anestesia y Reanimación del complejo hospitalario.
Rodríguez explicó que Ponferrada está dotada ahora de una Unidad de Dolor superior a lo que sería lo común en centros de segundo nivel, como es el Hospital del Bierzo. Hecho conseguido gracias al empeño de los profesionales y “al apoyo de la Gerencia del centro, que ha puesto mucho de su parte para que esta unidad salga adelante”, agradeció Rodríguez.
El objetivo de los médicos de estas unidades es erradicar la sensación de que no se puede controlar el dolor “porque sí se puede controlar “, defiende el responsable de la Unidad.
Precisamente, este médico del hospital berciano ha conseguido que la primera Reunión Anual de la Sociedad para el Estudio del Dolor de Castilla y León se celebre en Ponferrada. En ella, más de 70 profesionales no solo de la Comunidad sino también venidos de Galicia, Asturias y País Vasco, han discutido sobre el ‘Síndrome de Dolor Regional Complejo’.
Y es que una de las ideas que se fraguan en el hospital berciano es convertir el centro sanitario en un referente para el estudio del dolor y para la formación de residentes en Castilla y León. El curso tendría una duración de tres años para un total de 25 alumnos que sean médicos residentes, anestesiólogos o no anestesiólogos, que se quieran formar en el tratamiento del dolor. “Nosotros somos especialistas en técnicas invasivas y hay que tener una formación adecuada y especializada porque tiene sus complicaciones”, matizó el responsable de la Unidad.
Rodríguez trasladará esta idea al resto de colegas de la profesión en Castilla y León y el resultado se sabrá cuando concluya el congreso de la Sociedad para el Estudio del Dolor en la Comunidad.