“Las lágrimas de San Lorenzo”

Cualquier excusa es buena para aprender.

El verano va discurriendo y como todos los veranos, nos deja un poco de todo. Como mi afán es divulgar el conocimiento racional y científico de este mundo, me centraré en una noticia que apareció con cierta notoriedad en algunos programas de televisión: las llamadas “Lágrimas de San Lorenzo” o si se quiere una “lluvia de estrellas”, conocida como las Perseidas.

Creo que es de dominio público que tal fenómeno ni es una lluvia de estrellas, ni es una caída a la Tierra de las lágrimas de San Lorenzo, cuya festividad celebra la Iglesia el 10 de agosto. Lo único que ocurre como se ha explicado por los medios informativos de toda España, es que nuestro planeta y en los días posteriores a esa festividad atraviesa año tras año una zona del espacio en la que abundan restos de gravilla procedente del espacio (restos del cometa 109P/ Swift-Tutle en concreto) y esas diminutas partículas (en general desde el tamaño de un grano de sal al de una avellana o quizá una nuez), al chocar contra la atmósfera se calientan hasta el punto de llegar a emitir una luz muy intensa que es lo que vemos a muchos kilómetros de distancia y que a simple vista parecen en efecto estrellas que se pasean ante nosotros a una distancia indeterminada para luego desaparecer. Esa distancia es de varias decenas de kilómetros,…aunque no lo parezca.

Cualquier persona aficionada al conocimiento racional y científico del Universo y de los astros nos podría facilitar una extensa lista de datos numéricos referentes a la velocidad, tamaño, composición, distancia, temperatura,…..de esas diminutas partículas espaciales. Yo los podría facilitar al igual que mis compañeros de la Asociación Astronómica del Bierzo (ASASBI), pero me temo que ello resultaría en extremo aburrido, así pues me conformaré con insistir en el hecho de que nada de lluvia de estrellas y nada de lágrimas de santo alguno. No obstante si alguien quiere le podría enviar un larga lista de datos siempre de índole físico-matemática, como no puede ser de otro modo.

Este fenómeno sirvió para que muchas asociaciones astronómicas de España organizasen eventos en los que se pretende exponer el punto de vista científico ante este fenómeno. Fue pues una buena excusa para aprender como es realmente  nuestro mundo. Esta visión científica de los astros y como creo que he dicho mas de una vez ,nada tiene que ver con la larga secuencia de creencias que aún en pleno siglo XXI; persisten en amplios sectores de la sociedad en torno a los astros.

ANALISIS RACIONAL FRENTE A CREENCIAS

Si se pretende explicar a la sociedad cual es la realidad de “los cielos”, hay que exponer una larga lista de datos numéricos concretos y además dejar muy claro que las creencias (los horóscopos o ciertos “poderes” de las fases de la Luna  por ejemplo); nada tienen de científicos. Vamos que si uno quiere conocer su futuro lo mismo da que se fije en los astros, que en las patatas sembradas en una huerta, o en las cervezas de un bar. Los horóscopos y toda su parafernalia son muestras de que el conocimiento racional de nuestro mundo, aún no ha llegado a amplios sectores de la sociedad. Las firmes creencias que aún persisten en nuestros pueblos en torno a la influencia de las fases de la Luna en las faenas agrícolas y en otros aspectos de la vida humana (nacimientos), tampoco están comprobadas científicamente. Es mas se conocen estudios que las desmienten. Por ejemplo en el último número de la revista LEO (Asociación Leonesa de Astronomía), Soraya García Riesco presentó las conclusiones de un estudio estadístico realizado en dependencias hospitalarias y referido a los partos por un lado y los ingresos en un centro psiquiátrico por otro. En ninguno de los dos fenómenos analizados se observó relación alguna con las fases lunares. Aún hay mas la autora del estudio indica que ya son bastantes las investigaciones de este tipo que llegan a estas mismas conclusiones; pero que pese a ello el 65% de la población española sigue creyendo en leyendas sobre influencias de la Luna desmentidas por datos científicos.

Los humanos desde la mas remota antigüedad nos hemos sentido fascinados por los cielos. Muchas antiguas religiones consideraban a los astros dioses. Quizá esto explica esa persistencia en creer en “las cosas del cielo” en vez de analizar de modo racional lo que ocurre en el mismo. La Religión Judeo-Cristiana, que tanto influjo ha tenido en lo que llamamos Occidente, también se ha dejado seducir por los astros. Basta leer esos pasajes de la Biblia en los que se habla de una serie de señales en los cielos (Luna teñida de sangre, Sol oscurecido, estrellas moviéndose), para darse cuenta de ello. El problema es que los eclipses de Luna (adquiere un color rojizo), los del Sol y las “lluvias de estrellas”;……. ocurren todos los años. Luego su fiabilidad como anunciadores del Fin del Mundo está mas que en entredicho.

Por lo que respecta a otros asuntos (que si traen suerte, que si son mágicas,….), lo único que se me ocurre decir es que la verdadera suerte sería que alguna de esas partículas fuese lo suficientemente grande como para llegar al suelo, aunque sin causar daño alguno. La localidad donde cayese y se localizase  ese fragmento del espacio exterior, se llenaría de investigadores y de medios de difusión y sería conocida en muchas partes. No obstante cuando la Tierra atraviesa zonas donde abundan restos cometarios no suele ser probable-por lo que yo conozco- que alguno de esos  restos sea de un tamaño suficiente para atravesar la atmósfera y llegar al suelo sin pulverizarse.