Las leyendas bercianas saltan a escena

'Nath Teatro' recupera las historias que han llegado a nuestros días gracias a la tradición oral y a unos pocos etnógrafos, y las lleva a los pueblos del Bierzo con potentes representaciones
Andrés Campelo, caracterizado para una representación cerca de Cornatel. / QUINITO

Donas, xanas, nobles y hasta los fantasmas de la Santa Compaña. El Bierzo es rico en leyendas que, gracias a la tradición oral, se fueron transmitiendo entre generaciones y que perviven en la actualidad gracias al trabajo de unos pocos etnógrafos. Pero Nath Teatro, una compañía integrada por el actor Andrés Campelo (conocido también como el mago Alaz) y la guionista Laura Armesto, ha dado un paso más y está llevando estas historias a escena. A partir del mes de junio recorrerán varios pueblos de la comarca con las leyendas bercianas que han recuperado gracias al Instituto Leonés de Cultura -dependiente de la Diputación-, como eje de un espectáculo donde la magia también tiene su hueco. Misterio, risas, miedo… la puesta en escena es intensa.

“Lo más importante es que la gente se sienta representada”, afirma Andrés Campelo, que destaca que sus actuaciones están adaptadas a cada lugar concreto, a sus leyendas más características, y que de hecho durante las representaciones todavía hay personas que se acercan a contarle que conocían la historia por sus padres o abuelos.

La Flor del Valle

Así, a  los pies del castillo de Cornatel, Campelo nos narra la historia de la hija del terrible conde Nuño de Lemos y Carucedo, una joven a la que por su hermosura se la conocía como ‘La Flor del valle’. Con el tiempo, fueron surgiendo alrededor del castillo y en los calveros del bosque alquerías y aldeas pobladas por todos aquellos que venían a gozar de la belleza de la condensa y del paisaje de Carucedo. “La joven, en su delirio vesánico, mandó edificar en medio del bosque una ciudad de cristal, con un lujoso palacio en el centro de innumerables almenas y chapiteles, en el que asentar su trono, para que todos sus vasallos pudieran contemplarla”, prosigue Campelo.

La leyenda continúa que la ciudad fue construida con inusitada rapidez, pero cuando solo faltaban las torres de algunos palacios para coronar la obra, Dios quiso castigar tanta soberbia y vanidad. Se abrió la tierra e hizo brotar el agua de sus entrañas, al tiempo que la ciudad de cristal se hundía en una profunda sima. La joven, que contemplaba desde su castillo tal espectáculo, perdió el juicio, se arrojó al agua y pereció en ella. Algunos creen ver en el fondo del lago las torres de aquella ciudad de cristal y todas las primaveras el cuerpo de ‘La Flor del valle’ flota convertido en hermosa espuma sobre las ondas del lago. La leyenda constituye otra versión de la creación del Lago de Carucedo, siendo la más famosa la de la ondina Carissia.  No hay que olvidar que las aguas del Bierzo protagonizan numerosos cuentos e historias.

‘Cagallos’ o monedas

En la misma zona también son abundantes las historias sobre donas y brujas. “Había una madre que tenía una hija y eran muy pobres. Un día, la madre la mandó con los cerdos al monte. Caminando por el monte encontró a una señora que le dio unos cagallos, y metiéndoselos en un mantel le dijo que no lo abriera hasta llegar a casa. Sin embargo, la niña, cuando había andado un poco, abrió el mantel, y viendo que eran cagallos los tiró, pero sin darse cuenta le quedaron algunos en los pelgos del mantel”, nos cuenta Campelo. “Cuando llegó a casa, sacudió el mantel y los cagallos restantes se convirtieron en monedas. La madre le preguntó que quién se las había dado. Ella  le contó lo sucedido. La madre le dijo que volviera a mirar por donde había tirado los cagallos, pero no encontró nada. La madre le ordenó que volviera a pedir a la señora unas monedas más. La niña volvió  y se la encontró convertida en mora. Esta mora mató a la niña. La madre fue a buscarla, llamándola de esta manera: “mariquiña, mariquiña”, a lo que una voz respondía: “mariquiña, mariquela, está fritida en la cazuela”, concluye.

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