“Es un orgullo haber sido seleccionado para la Agencia Espacial Europea y es una prueba de que la educación pública en España es excelente”, aseguró hoy el astronauta leonés Pablo Álvarez, a lo que su compañera reservista, Sara García, añadió que el hecho de “haberlo logrado a través de la educación pública” supone “un puntito extra de orgullo”, ya que ambos reconocieron que si no hubiera sido por la gratuidad de la educación no habrían podido tener carrera universitaria. Además, “es importante tener este tipo de carreras y oportunidades en ciudades más pequeñas como León para que todo el mundo pueda estudiar lo que quiera”.
Así lo apuntaron hoy durante su visita a la Universidad de León, donde estudiaron Ingeniería Aeronáutica y Biotecnología, respectivamente, para transmitirles a los estudiantes de la institución que “con la educación que se recibe en ella se dan unos cimientos excelentes para poder desarrollar una vida profesional en cualquier campo”. “Existe la falsa creencia de que para conseguir grandes cosas tienes que venir de una Universidad de élite o de una gran ciudad, pero no es necesario. Estoy tremendamente orgullosa de la educación de la ULE, que es muy completa y me ha convertido en una gran profesional y eso no lo habría conseguirlo sin haberme formado aquí”, añadió Sara.
Pablo Álvarez quiso gradecer a la Universidad de León la oportunidad de cursar Ingeniería Aeronáutica en la ciudad dos años después de que se implantara la titulación, ya que sin esa opción “jamás lo habría podido estudiar”, de manera que sería “informático o abogado”. Por ello, se mostró convencido de la importancia de tener este tipo de oportunidades en ciudades más pequeñas “para que todo el mundo pueda estudiar lo que quiera”. Para el astronauta, “podría parecer una casualidad enorme” que todas las personas que se presentaron al proceso nos hayan elegido a nosotros”, pero “no existen casualidades y no habría pasado si no hubiéramos tenido los cimientos adecuados que nos proporcionaron en la ULE”.
En este sentido, el ingeniero explicó que desde que Sara y él se conocieron en el proceso de selección estaban “convencidos” de que el otro lo lograría, para lo que “tiene que ver todo lo que ha hecho la Universidad de León, los institutos y el carácter que tenemos aquí en León”, por lo que quiere “hacer partícipe a toda la ciudad en todo lo posible de esta experiencia única”.
Sara García, que puso de relieve que el día de hoy lo recordará toda su vida, celebró poder estar de nuevo en la Universidad en la que dio “los primeros pasos que enfrentan a la vida adulta y profesional” y que, según reconoció, “cambió mi manera de pensar y me moldeó el cerebro”, de manera que recordará “toda la vida” la etapa universitaria como “una etapa muy feliz en la que me atreví a salir de mi zona de confort y en la que dejé que la Universidad pasara por mí”.
Próximos pasos
Los astronautas Pablo Álvarez Fernández y Sara García Alonso fueron recientemente seleccionados por la Agencia Espacial Europea para formar parte de su equipo, uno como titular y otra como reservista, por lo que ahora iniciarán caminos diferentes en su formación para posibles misiones.
Así, Pablo comenzará en el mes de abril su formación como astronauta en Colonia, donde dedicará un primer año a adquirir conocimientos básicos y un segundo enfocado a la Estación Espacial Internacional. Tras ello obtendrá su “título de astronauta” y pasará a estar a la espera de que le asignen una misión que requerirá de otros dos años de entrenamiento específico.
“Por el medio me queda aprender pilotar aviones, hacer submarinismo, paracaidismo, simulaciones de misiones en una cueva o debajo del agua, vuelos de gravedad cero o entrenamiento de supervivencia por si algo sale mal durante el lanzamiento”, detalló Álvarez. “Es todo bastante excitante y no puedo esperar a empezar el entrenamiento; tengo muchas ganas”, afirmó.
Por su parte, Sara mantendrá su puesto de trabajo actual en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y lo compaginará como consultora. Tendrá un entrenamiento básico anual de carácter más teórico y que mantener su certificado médico, lo que requerirá de viajes al Centro de Astronautas de Colonia. Además, durante 20 días anuales participará en distintos tipos de misiones para la Agencia, desde divulgativas hasta pequeñas misiones dentro, al tiempo que tratará de hacer “mucha labor de divulgación científica”, ya que como no tendrá que estar en entrenamiento intensivo, ejercerá de “embajadora” de la Agencia Espacial. En el momento en que surja una oportunidad de vuelo, financiada desde la Agencia o desde el propio Gobierno, Sara comenzará su entrenamiento específico, respecto a lo que se mostró “muy optimista”.
“Me dedico a la investigación contra el cáncer y se ha visto que someter células tumorales a gravedad cero hace que los tumores sean menos agresivos, así que una misión podría permitir analizar por qué ocurre y abrir nuevas formas de atacar estas células que todavía se desconocen”, expuso la astronauta, convencida de que “sería un buena forma aprovechar una investigación completamente nueva que puede abrir vías muy interesantes”.