El pasado 10 de marzo, más de medio centenar de menores de edad, de entre 14 y 16 años, protagonizaron una tumultuosa pelea en pleno centro de Salamanca, en las inmediaciones de plaza España y del parque de la Alamedilla. Ese mismo fin de semana, también en la capital charra, tres personas fueron detenidas por participar de madrugada una reyerta en la calle Bordadores sobre las 6,30 horas, que saldó con dos heridos. No se trata de hechos aislados. La madrugada del 25 de marzo dejó en Valladolid cuatro jóvenes heridos por peleas y antes, en febrero, la Policía se vio obligada a intensificar la vigilancia en determinadas zonas de la capital zamorana en las que se denunciaron quedadas de menores en las que se producían violentas peleas que, después, fueron subidas a redes sociales.
La realidad es que en los últimos años los delitos de lesiones leves y riñas tumultuarias se han incrementado notablemente en Castilla y León, pasando de los 621 contabilizados en 2016, a los 1.034 con los que se cerró el pasado año, lo que supone un incremento del 66,5 por ciento. No obstante, este crecimiento se ha disparado tras la pandemia, dado que en 2019 se registraron 757 casos, un 36,6 por ciento menos que el pasado año, según datos del Ministerio del Interior.
Por provincias, en todas se producen incrementos, aunque las diferencias son considerables y oscilan entre el 15,4 por ciento registrado en Zamora, con 75 casos, al 114,7 por ciento de Palencia, donde se contabilizaron 73 delitos. Tras Palencia se sitúa Segovia, con una subida del 75,7 por ciento (73), por delante de Ávila, que sumó 90 delitos (63,6 por ciento). León, con 201 casos (+36,7 por ciento) fue la provincia con más delitos, mientras que en el extremo opuesto se situó Soria con 38 (26,7 por ciento). En Burgos, con 181 delitos, la subida fue del 36,1 por ciento; en Salamanca se contabilizaron 112 (30,2 por ciento) y en Valladolid 199 (17,1 por ciento).
Desde el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, su secretario de la Junta de Gobierno y coordinador del Área de Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Psicología, David Cortejoso, apunta que son muchos los factores que están detrás de este incremento de la violencia. Además del incremento del consumo de drogas y alcohol que se ha producido tras el confinamiento, Cortejoso también señala la falta generalizada de educación en valores entre los más jóvenes, lo que está provocando una sociedad más individualista y marcada por la falta de respeto y empatía.
El uso de internet y de la redes sociales, según Cortejoso, es otro de los motivos que está detrás de esta subida. La notoriedad y la popularidad que todos “necesitamos reforzar en una etapa de la vida”, ahora se traslada a las redes sociales, donde se buscan comportamientos extremos para llamar la atención, algo que provoca que muchas de las peleas se graben con los teléfonos y luego se suban a las redes sociales. En este sentido, también apunta que la sensación de impunidad que ofrecen las redes sociales, unida a la falta de empatía, genera una peligrosa falta de sentimiento de culpa.
Además, el psicólogo también argumenta que la situación social y el bombardeo de los medios de comunicación con noticias sobre guerras, crisis económicas, corrupción o crispación social, provoca que los más jóvenes vean su futuro con mucho pesimismo. Así, Cortejoso indicó que detrás de muchas conductas antisociales se puede aplicar la teoría de la indefensión aprendida, algo que lleva a pensar a muchas personas que no merece la pena esforzarse y luchar por el futuro.
Pérdida de autoridad
Los propios agentes policiales también constatan este aumento de la violencia entre los jóvenes. “Hay más irascibilidad”, percibe el secretario general del Sindicato Unificado de Policía de Castilla y León, José Robles, que insiste que “se está viendo mucha agresividad”, subraya. En este sentido, señala que “para nosotros la calle está siendo cada vez más un riesgo, porque estamos perdiendo autoridad”, a la vez que recalca el incremento de los delitos contra los agentes. En términos similares se pronuncia la portavoz del sindicato Juspol en Castilla y León, Natalia Castán, quien apunta como posibles causas de este incremento de la peleas un mayor del consumo de drogas y el auge de los ‘after hours’.
Además, desde ambos sindicatos policiales se reclama una actualización del catálogo de los puestos de trabajo del CNP, que lleva sin revisarse desde 2008, para incrementar el número de agentes en Seguridad Ciudadana, que es la mejor forma de prevenir este tipo de delitos. Además, Castán también coincide en destacar que se está perdiendo el principio de autoridad por parte de los agentes y se muestra contraria a cualquier revisión de la Ley de Seguridad Ciudadana.
Aunque en menor medida, estos datos también tienen su reflejo en las intervenciones por peleas del Servicio de Emergencias Castilla y León 1-1-2, dado que entre 2019 y 2022 los expedientes se han incrementado casi un 8 por ciento, hasta los 1.984 el pasado año.