Esta es una frase que refleja un sentir muy extendido en la ciudadanía, cercana a los movimientos
sociales de último cuño, como el “15-M”, los “Rodeemos el Congreso” y aprovechado por los
antisistemas; con los que no estoy de acuerdo en parte. Este documento pretende deslindar hasta
donde comparto su aseveración.
No obstante, personalmente, prefiero definir la política como: “El gobierno de los ciudadanos,
para resolver los problemas o intereses encontrados dentro de su sociedad”. Y a los políticos como:
“Los ciudadanos que ejercen ese poder”, más cercano al pensamiento de Aristóteles o Platón,
evolucionados a la actualidad del siglo XXI y en una sociedad supuestamente democrática.
Recurro a la primera definición, para buscar, la contradicción o el asentimiento, con la filosofía que
lo sustenta. Pero previamente quiero dejar constancia de algunas consideraciones:
I –La Clase Política
.- O Casta Privilegiada, en la que se han convertido nuestros electos de
todos los colores e ideologías, a diferencia de los que abordaron la Transición hace 35 años (algunos
de ellos con persecución, cárcel o exilio en sus espaldas), es tan innegable, que se evidencian como el
principal problema para la mayoría de los ciudadanos. Aunque no seria lógico, ni justo, considerar a
todos por igual, si parece necesario resaltar:
1.Son elegidos, por procesos y procedimientos internos, de dudoso comportamiento
democrático, primando mas, la cercanía con quienes ostentan el poder de la Tribu, que por la
capacidad, idoneidad o merito del candidato, Y esto en cualquier nivel de la designación, que
no elección.
2.Gozan de tanta discrecionalidad y prebenda, en lo económico o en cualquier otro orden
social, que no les importa acumular cargos y sueldos en tiempos en los que el 25% de la población activa está en Paro. Sin ningún
contrapoder democrático que lo sancione o corrija.
3.Ocupan y acampan en distintos cargos o puestos institucionales (cuantos más mejor), para
establecer las defensas de las canonjías conseguidas, sin importar la ética ni la estética de sus
comportamientos e incluso de su legalidad democrática.
4.Algunos de ellos de manera significativa, están incursos en procesos de corrupción delictiva
en distinto grado, sin importarles la incompatibilidad democrática que ello genera en el
gobierno de la cosa pública y, la desafección a la noble causa de La Política, que provoca.
II –Los Procesos Electorales
.- El compendio de Normas que regulan estos procesos y que
culminan con unos resultados, que solo benefician al injusto bipartidismo, reforzando la alternancia
de solo dos fuerzas (las mayoritarias), y cuestionado por el resto de las fuerzas políticas que
concurren, además de otras circunstancias, deben de revisarse teniendo en cuenta:
1.La Ley Electoral.- Que si fue suficiente para los primeros tiempos de la restaurada
democracia en la Transición, posteriormente se nos ha revelado como limitada por injusta
para la evolución de la realidad política española. La ley de D´Hondt en la que se basa el
reparto de los resultados, en sí misma, contiene los mecanismos inoportunos que provocan
las mayores discrepancias, unidos a la determinación de la Provincia como marco base de los
resultados generales de algunos procesos.
2Los Partidos.- Que concurren en términos discriminatorios, en función de ser o no
mayoritarios en su posición ideológica (de gobierno o su alternativa). Obtener la financiación
suficiente para mantener aparatos burocráticos nacionales o, afrontar las costosas Campañas
Electorales.
5.Los Programas.- Que han dejado de ser un Contrato Social con los electores, para convertirse
en un compendio de mentiras, escritas para engañar a los ciudadanos y no cumplirse, o
cumplir con todo lo contrario. Con excesiva atención a los grupos de presión, sobre manera a
las Instituciones Financieras, a las que tanto deben.
6.La Financiación.- De todas las actividades políticas, salpicadas de corrupción y nepotismo, en
contraposición a como obtienen recursos económicos del Sistema Financiero, los Ciudadanos
particulares, Autónomos o Pequeños Empresarios.
III –Los Electores (Ciudadanos con derecho a Voto).
– Debo dejar claro antes de
ninguna otra premisa, que la voluntad de los ciudadanos manifestada en las urnas, es irrenunciable
y sagrado su respeto y cumplimiento, no solo por democrático. No obstante es necesario tener en
cuenta las consideraciones siguientes:
1.La incipiente Formación Política ciudadana.- La consecuencia lógica de la larga noche del
derecho a votar (o a la acción política en general), que supuso la dictadura de Franco, es el
principal factor de la escasa formación política ciudadana, (en contraste con los ciudadanos
europeos), que impiden una correcta evaluación de las ofertas electorales en liza.
2.La falta de compromiso y trasparencia en la Oferta Electoral.- Es tomado por el cuerpo
electoral, como suficiente, no exigiendo con el único mecanismo que les dejan, el Voto, las
correcciones o sanciones que corresponden aquellas fuerzas políticas que las practican. Véase
aquí las negativas al debate televisivo, de los programas electorales.
3.Aceptar la Mentira, como estrategia electoral.- Pero el peor de los perdones en el que incurre
el cuerpo votante, es aceptando la
Mentira, como parte del juego electoral para ganar al final
del proceso. Es verdad que el electorado de izquierdas es más exigente, pero solo propicia la
abstención, cuando no la falta de compromiso. La derecha se moviliza sin escrúpulo alguno,
sin importarles mentiras, corrupciones, ni incumplimientos. Ni lo uno, ni lo otro, es necesario
compromiso y exigencia ética en nuestro comportamiento, para con los Partidos Políticos, los
Candidatos o Electos, y los Programas que presentan o ejecutan.
Esta reflexión, que la hago, no solo por la actual situación política, si no por haber sido (en
tiempos de la Transición) parte de esa Clase Política, vivir la disciplina de un Partido y acudir con
Programas en los que participe en diversos Procesos Electorales. Por lo que quiero concluir:
– La Política, los Partidos y los Políticos, solo deben de estar al servicio de los ciudadanos
que los votaron (el Pueblo), y de ellos deben de ser expulsados, todos los corruptos, mentirosos,
incompetentes y aquellos que llegan a la política o el cargo, para enriquecerse, medrar (ellos o sus
intereses o amigos).
– Los Procesos Electorales deben de ser más justos, evitando la discriminación y favoreciendo la
pluralidad política de la sociedad actual, tomando como primera medida la modificación de la
Ley Electoral de 1977 actual y caduca.
– Ya que solo propiciando, que los Ciudadanos adquieran conciencia política, participando
activamente en la cosa pública, se puede reconstruir un Estado, en el que los mismos, se vean
representados en sus Políticos, Gobiernos e Instituciones, como al inicio de la Transición.
Firmado por: Andrés Fernández