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CANDIDATAS PREMIOS MUJER BIERZO 2022

Elena Martínez: una vida de trabajo en Ocero

Durante décadas regentó el bar de esta localidad del municipio de Sancedo tras una infancia marcada por la Guerra Civil
Elena Martínez, en el bar que regentó durante décadas en Ocero. / QUINITO

A sus casi 92 años, los recuerdos se agolpan en la cabeza de Elena Martínez cuando se sienta a conversar en una mesa del bar que durante décadas regentó en Ocero y que ahora está a cargo de una de sus hijas. Una infancia marcada por la Guerra Civil y los viajes que, ya de mayor, realizó con el Imserso enmarcan la vida de una mujer que, durante mucho tiempo, fue la única que entraba en este bar.

Nacida en 1931 en el madrileño barrio de Tetuán, el golpe de estado militar de julio del 36 hizo que sus padres decidieran llevársela desde la capital a Ocero, donde vivían sus abuelos desde sólo un mes antes, una decisión que condicionó su futuro, ya que, como recuerda Elena, “a mi madre la denunciaron y se la llevaron presa a Tarragona y a mi padre a Astorga, los dos por ser de izquierdas, y yo aquí con mis abuelos”. Uno de sus primeros recuerdos de niña es, precisamente, “ir a ver a mi padre a Astorga con 6 o 7 años en el tren. Iba con otra chica de Sancedo que también tenía a su padre preso”.

Cuando los liberaron, los padres de Elena también se fueron a vivir a Ocero, primero en casa de los abuelos y después en la vivienda que se hicieron en otro barrio, “yo me fui con ellos, pero en cuanto tenía ocasión me escapaba con mis abuelos”. Eran tiempos de ir a la escuela, primero en el propio pueblo y después en Vega. Tiempos muy distintos a los actuales: “En el colegio de aquí teníamos una maestra que era igual que un sargento, nos pegaba con las pizarras. A Vega tenía que ir y volver andando, y aquella maestra también arreaba, pero a mí nunca me tocó. De aquella estábamos separados los niños de las niñas, había que cantar el Cara al Sol y rezar el Padrenuestro antes de empezar la clase y a la salida”.

A Elena no se le daba mal el colegio, pero no pudo pasar de ahí: “Me gustaría haber estudiado, pero a mí me tocó otra cosa. Estuve de pastora con las ovejas, teníamos una huerta…”. Y así, hasta que a los 17 años se casó y empezó un nuevo capítulo de su vida.

Elena Martínez, en el bar que regentó durante décadas en Ocero. / QUINITO

El bar de Ocero

“Era tonta del bote y a los 17 años me casé”, bromea. “Era un 24 de julio y en octubre cumplía los 18. Mi marido, que también estaba sin padre porque lo mataron en la guerra, empezó a trabajar en la mina con 14 o 15 años y yo abrí un bar-tienda en el pueblo”. Curiosamente, el bar lo habían tenido antes una tía y una prima de Elena, pero era un territorio de hombres: “Aquí no entraban mujeres, venían los maridos. ¿Entrar una mujer en el bar? Qué va, casi hay alguna hoy en día que todavía le cuesta… Tardó mucho en verse”.

De aquellos años recuerda “una vida muy trabajada” junto a su marido, cuya familia también fue represaliada en la guerra: “A su abuela se le murieron todos los hijos y no vio un duro, y tuvo que hacerse cargo de todos los nietos. Hasta le robaron los cerdos que tenía en casa unos falangistas de Vega, que luego los llevaron a vender a El Espino, la dejaron sin nada. Menos mal que pudo esconder una máquina de coser en una viña, porque luego se dedicó a coser, arreglaba pantalones…”.

Mientras tanto, fueron llegando los hijos: “Tuve cinco, dos de ellos mellizos, que de aquella no había médico que me dijera si venían dos o venían tres. Uno pesó cuatro kilos y el otro cuatro y cuarto, no sé cómo pudieron estar ahí dentro”, ríe. Esos cinco hijos ya le han dado seis nietos.

Elena Martínez, en su casa de Ocero. / QUINITO

Tiempo de viajar

Tras una vida dedicada al trabajo y a criar a sus hijos, un día Elena se enteró de los viajes del Imserso. “Escuché que había esos viajes en León, llamé para preguntar y me lo concedieron. La primera vez fuimos a Tarragona y desde allí a Barcelona y Andorra. También hemos ido a Tenerife, Baleares, Benidorm… Lo que no conozco es el País Vasco, pero ahora ya…”. Y, por supuesto, también ha vuelto a Madrid: “Allí tengo dos nietos y ya fui muchas veces a verlos. Vi el Palacio Real, el Jardín Botánico y el Palacio de Aranjuez”, recuerda.

Hace tres años que su marido murió y el bar hace algún tiempo que lo regenta una de sus hijas, pero la vida de Elena sigue adelante: “Me levanto por la mañana, desayuno, me hago la cama y me doy una vuelta por ahí. También me gusta leer y hacer sopas de letras, pero ahora veo poco y me cuesta. Después de comer salimos cuatro o cinco amigas y pasamos la tarde hasta la hora de cenar, y después aún salgo a andar otro poco. Lo malo es en invierno, que hay poca luz y me cuesta trabajo ver”.

Premios Mujer Bierzo 2022

El Ayuntamiento de Sancedo, presidido por Marcos Álvarez, ha propuesto a esta berciana como nominada a los Premios Mujer Bierzo 2022 que organiza El Bierzo Digital. Estos premios buscan reconocer y galardonar a la encomiable labor de todas las mujeres y, especialmente, a las de nuestra comarca.

Puede conocer al resto de nominadas en la sección de reportajes de las candidatas a los Premios Mujer Bierzo 2022 de El Bierzo Digital.

Elena Martínez, en su casa de Ocero. / QUINITO
Elena Martínez, en el bar que regentó durante décadas en Ocero. / QUINITO
Elena Martínez, en el bar que regentó durante décadas en Ocero. / QUINITO