El consejero de Educación de la Junta, Fernando Rey, aseguró esta tarde en el Pleno de las Cortes de Castilla y León que el examen de la Evaluación del Bachillerato para Acceso a la Universidad (EBAU) al que tendrán someterse los alumnos de segundo de Bachillerato será similar al examen de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) realizado el pasado año.
Rey, en respuesta a una pregunta del procurador socialista Jesús Guerrero Arroyo, explicó los alumnos de segundo de Bachillerato ya puede conocer más de la mitad de las denominadas matrices de especificaciones, los currículo sobre los que versará el examen, y matizó que ya se han publicado trece y que a lo largo de esta semana se conocerán las once restantes.
Además, el consejero de Educación argumentó la complejidad de la prueba y achacó al Ministerio de Educación el retraso a la hora de determinar los contenidos.
Por su parte, Guerrero Arroyo acusó a la Consejería de Educación de desidia y de generar desconcierto y temor entre los alumnos de Bachillerato por desconocer los contenidos a mes y medio de la prueba y acusó a la Junta y al Ministerio de Educación de amagar el curso a los estudiantes.
Rey replicó asegurando que el trabajo de su departamento en este asunto ha sido muy intenso y acusó a Guerrero Arroyo de hacer un ejercicio de “cinismo político intolerable”.
¿Trabajo intenso? Pero, ¿no va a ser similar a la prueba del año pasado? El problema es que no saben cómo justificar el sueldo de ese “gabinete” de “técnicos” especialistas que se están encargando de ¿elaborar? esta prueba. Seguro que cambiar el formato del encabezado les está costando un sobre esfuerzo tremendo, pero que nadie se alarme, los profesores y alumnos se encargarán de solucionar el problema para obtener buenos resultados. A la Junta lo único que le importa son las estadísticas, como las de las pruebas PISA. EL resto de comunidades ya se ha encargado de informar acerca del examen de acceso a la Universidad, pero en Castilla y León no parecen demasiado pre-ocupados ni agobiados al respecto. Se dedican a publicar a cuentagotas unas matrices que ya estaban en el último decreto y que no aportan ABSOLUTAMENTE NADA nuevo sobre los contenidos reales de las pruebas, ¡sí señor!, a eso se le llama diligencia. Pues no, se llama “dispersión de conciencia”, ¡dejen de tomarnos el pelo ya y de jugar con el futuro de los alumnos!