EBD El estar incomunicado puede tener sus ventajas. Y sino que se lo digan al joven Óscar Montero que, aburrido en su casa de Prioro, en la montaña leonesa, viendo la nieve caer desde la ventana, observó cómo un animal “grande” subía por las escaleras, hacia la puerta. Al principio pensó que se trataba de un perro, pero tras mirar detenidamente comprobó que era un osezno.
“Mi impulso fue salir y tocarlo, pero no lo hice porque me advirtieron que su madre podría estar cerca”, ha añadido Montero. El joven hizo entonces la foto del osezno, en la que el animal está prácticamente enterrado hasta el cuello en la nieve, y llamó a un vecino del pueblo para comentarle lo que pasaba.
“Me disponía a hacerle un vídeo con el teléfono pero al abrir puerta el animal se asustó y se fue por detrás de la casa”, explica Montero, que opina que el oso pudo desorientarse debido a la gran nevada o que incluso se internó en el pueblo buscando alimento.
No obstante, añade que la aparición del oso le “alegró el día”, “ya que llevábamos varios días incomunicados por la nieve y habíamos estado dos días y medio sin electricidad”.
Algunos de los vecinos de más edad de Prioro recuerda otro hecho similar, hace “muchos años”, cuando otro oso, en esta ocasión bastante grande, se trató de meter en la vivienda de una mujer.
Foto cedida por Óscar Montero