“Una  sociedad tan acelerada da un nuevo valor a la lectura, a ese espacio de concentración, soledad y detenimiento que es”

Hablamos con el escritor madrileño sobre sus últimos libros, la novela negra, la literatura y el momento actual de la cultura en nuestro país
Lorenzo Silva, este viernes. / Pedro González

Violeta R. Oria / Pedro González Lorenzo Silva no defraudó en la que fue la ‘tarde de autor’ más multitudinaria del ciclo cultural organizado por el Ayuntamiento de Astorga y que tuvo lugar este viernes. Hasta allí se desplazó EBD para conocer a quien es uno de los escritores españoles de mayor éxito en la actualidad.

Silva ha escrito relatos, artículos, ensayos y novelas que le han valido el reconocimiento internacional. Es el caso de La Flaqueza del Bolchevique, llevada con éxito al cine y con la que consiguió ser finalista del Premio Nadal 1991, un galardón que obtendría con posterioridad, en el año 2000, con El Alquimista impaciente, segundo libro de la serie de novelas negras protagonizadas por los guardias  civiles Bevilacqua y Chamorro. Con el primer libro de la misma serie, El lejano país de los estanques (1998), obtuvo el premio El Ojo Crítico. En 2012 ganó el Planeta con La marca del Meridiano, otro de los nueve títulos de la saga con la que ha demostrado ser un maestro en la narración de la realidad más cercana y directa. “Cuando conoces la actualidad inmediata, que es un pozo sin fondo de historias, adquieres un grado de compromiso con ella”, afirma.

Sobre la pareja protagonista de sus novelas de mayor éxito, Bevilacqua -el guardia civil de apellido italiano imposible conocido como Vila- y de su compañera Chamorro, el escritor explica que nacieron en su cabeza a raíz del caso de una turista que apareció colgada en un chalet de Mallorca. “¿A quién avisan en un caso de éstos?, pues a una pareja de picoletos”, explica que se preguntó y se contestó a sí mismo.

Lorenzo Silva acaba de publicar dos libros con su mujer, la poeta y escritora Noemí Trujillo. Nada sucio, que han escrito a ‘cuatro manos’ para abrir la serie policíaca SeisDoble de la editorial palentina Menoscuarto Ediciones. “Un juego literario”, según Silva, con unos personajes a los que darán continuidad otros novelistas.

El palacio de Petko (editorial Harper Collins) es el segundo libro del matrimonio que recientemente ha visto la luz, “una incursión en la ciencia ficción literaria, que no sé si existe pero que es lo que nos apetecía, la historia de tres jóvenes en un mundo virtual, una novela para jóvenes y no tan jóvenes”. 

En solitario, Silva ha publicado Todo por amor y otros relatos criminales, un volumen que contiene un total de 102 relatos seleccionados de los 400 que durante años ha ido publicando en diversos medios. Con motivo de todas estas novedades editoriales, EBD ha conversado con Lorenzo Silva.

Otra saga de novela negra, literatura juvenil… ¿Es que se ha cansado de Vila y Chamorro?

Noo -ríe-. Pero suelo tomarme una tregua de vez en cuando. Ahora estoy acabando de escribir una novela que saldrá en mayo y que tampoco está protagonizada por ellos. También tengo hecho un álbum infantil ilustrado.

Usted no para, también tiene una editorial propia, Playa de Ákaba, ¿cómo funciona este sello?

Entre  mi mujer y yo hacemos una labor… no sé muy bien como calificarla… de exploración, es una editorial para nuevos autores españoles, no conocidos, tanto narradores como poetas,  Noemí -por su mujer- es poeta.  

Hablando de poesía, en alguna ocasión ha declarado que usted lo intentó con la poesía pero que abandonó.

¡Es que era muy malo! -sonríe- . Lo intenté con ahínco durante unos años pero no conseguí gran cosa, no estaba dotado para ello. Para escribir poesía hay que estar dotado de una serie de virtudes innatas que yo no tengo.

Ha ganado tres grandes premios con tres novelas de la saga ‘Bevilacqua y Chamorro’, tres novelas negras, un género que hasta hace poco se minusvaloraba.

Hace muchísimos años, Raymond Chandler, que era un gran escritor, un gran novelista y un gran prosista, ya decía que lo que importa no es de vaya una historia, sino quién la escribe, qué tiene dentro, qué pone.  Para contar la realidad cotidiana la novela negra es especialmente adecuada.  Creo que una novela de corte criminal es un relato tan válido como cualquier otro de la realidad, o de la irrealidad. 

Ahora incluso tiene proyección académica, dos profesores de la USAL acaban de publicar un estudio sobre novela negra y policíaca española y desde hace diez años organizan un congreso universitario específico sobre el género.

Novela negra española frente a novela negra extranjera. ¿En qué se diferencia la nuestra? 

Hace tan solo 20 o 30 años, la novela española tenía muy poco recorrido, era muy limitada. Ahora es de una diversidad, de una copiosidad y de una magnitud inabarcable, es muy difícil de caracterizar porque hay de todo. Una de las cosas que se puede decir es que toca más teclas, hemos llegado tarde pero con ganas, con ambición. La novela negra española obedece a la realidad de nuestro país, una sociedad con muchos problemas pero que también desarrolla un cierto sentido del humor frente a ellos. Nuestra novela negra además huye de la solemnidad, de la pretenciosidad.

Sobre los personajes de Vila y Chamorro, dos guardias civiles, cuando los creó las novelas negras españolas solían estar protagonizadas por detectives privados o, en menor medida, por policías, no por un cuerpo que en décadas pasadas no gozaba de la popularidad que actualmente tiene. ¿Fue una apuesta arriesgada?

La historia de la Guardia Civil se conoce muy mal y está muy simplificada. Hace algunas décadas la sociedad mantenía posturas encontradas sobre la Guardia Civil, estaban los que le tenían una gran adversión y los que, al contrario, mostraban una adhesión casi fanática. La percepción se ha normalizado, de hecho, hoy en día es la institución con mejor percepción pública. La Guardia Civil ha sabido evolucionar y presentarse, en el terreno no solo de la comunicación sino de los hechos, como servidora de los ciudadanos, como una institución que persigue defender los derechos y las libertades de los ciudadanos.

Yo era consciente de lo que me comenta pero no lo identifiqué como un problema, sino como una oportunidad. No sé si es que yo me ganaba la vida con otras cosas -licenciado en Derecho trabajó durante años como jurista- pero desde el principio yo concebí la literatura como un espacio de libertad, me tengo prohibido el miedo en literatura, y si a alguien no le gusta lo que escribo pues que no me lea, hay muchos libros, yo hago lo que me da la gana, si no pudiera ser así no me dedicaría a esto.

Además de escribir y de editar también es el comisario de ‘Getafe Negro’, un evento anual en torno a la novela negra que a pesar de la crisis ha conseguido consolidarse.

Vamos a hacer una década y ello a pesar de que empezamos en plena crisis, con todas las papeletas para durar dos o tres años, no más. Es un experiencia muy bonita, porque hacer gestión cultural en España es muy difícil. España es un país que no favorece la cultura, no la cuida, no la protege…  a los poderes públicos no les interesa la cultura, rellenan el expediente con el mínimo posible y poco más.

‘Getafe Negro’ es un ejemplo de hacer gestión cultural en un ambiente adverso, con pocos medios, supliendo los problemas con voluntad, imaginación y con la complicidad de gente generosa. Yo he aprendido a liberarme de la monetización de nuestra sociedad, se puede hacer gestión cultural sin dinero.

La sociedad española solo es muy efectiva en la promoción del fútbol profesional

En España se lee poco. En su opinión, ¿qué se puede hacer?, ¿hace falta otra educación?, ¿más promoción pública?, ¿están las nuevas tecnologías afectando negativamente a la lectura, sobre todo en los más jóvenes?

En primer lugar es necesaria una presencia efectiva de la cultura en la sociedad, en la actividad pública, en la actuación de los poderes públicos. La sociedad española solo es muy efectiva en la promoción del fútbol profesional, somos líderes mundiales, se le dedican muchos recursos en la escuela y en las categorías inferiores de los clubes de fútbol, los telediarios dedican 20 minutos al fútbol, los poderes públicos invierten cientos de millones de euros, a veces con ayudas de Estado que la propia Unión Europea declara ilegales… sabemos cómo se hace, solo que no sabemos hacerlo con la lectura y con la cultura.

Igual hay que enseñar a la gente que en una sociedad tan hipercomunicada, hiperveloz, hiperpaquetizada, hiperinstantánea, la literatura es un espacio alternativo

Si creáramos ese ambiente en el que la lectura tuviera prestigio, presencia en el espacio público y el interés real de los gobernantes las cosas serían distintas. Si alguno de los gobernantes demostrara el mismo entusiasmo en la entrega de un premio literario que el que demuestra en un palco… Si hubiera fe y no paripé… El paripé no ayuda, es negativo, cuando un político sale a mentir y a decir que ha leído lo que no ha leído y que le interesa lo que no le interesa, en fin, es mejor que se callara.

En cuanto a las nuevas tecnologías, son herramientas, yo las uso hace 30 años para mi trabajo diario. Igual hay que enseñar a la gente que en una sociedad tan hipercomunicada, hiperveloz, hiperpaquetizada, hiperinstantánea, la literatura es un espacio alternativo. Yo mismo, cuando llevo varios días de actividad frenética y de repente tengo cuatro o cinco horas libres (normalente durante los viajes) aprovecho para poder leer un buen libro, es un alivio mental, un bálsamo a la dinámica histérica de estar respondiedo a todos los estímulos. Creo que deberíamos aprender a vender mejor la lectura porque es una alternativa. Una  sociedad tan acelerada da un nuevo valor a la lectura, a ese espacio de concentración, soledad y detenimiento que es.

Si al público le educas en el consumo de dinamita para los pollos, solo tendrás pollos consumidores de dinamita

Usted es colaborador habitual de varios medios de comunicación, y como escritor ha recogido en relatos y libros ese ‘periodismo del espectáculo’ que abunda en la actualidad. ¿Qué opina del momento actual de los medios de comunicación?

En todo el mundo, pero en España particularmente, los medios de comunicación han caído rehenes de la audiencia, del espectáculo, más todavía, del estrépito. No obstante, en algunos países como Alemania, Francia o Estados Unidos siguen quedando medios que han apostado por otro tipo de comunicación, por otro tipo de captación de audiencia, y a los que un colectivo de lectores les está permitiendo tener éxito económico y poder hacer periodismo de profundidad. Aquí en España no se atreven a hacerlo, es inviable en la actualidad. Pero desde fuera nos demuestran que se puede hacer, otra cosa es tener ambición de hacerlo, crear ese público, educarlo, porque si al público le educas en el consumo de dinamita para los pollos, solo tendrás pollos consumidores de dinamita.