El suceso acaecido esta semana en Cacabelos, cuyo alcalde, Adolfo Canedo, fue agredido e insultado por un vecino, no puede consentirse. Nadie en su sano juicio tiene potestad para tomarse la justicia por su mano, por mucho que pueda esgrimir razones a posteriori de los hechos. A nuestro periódico han llegado comentarios, incluso por RRSS, injuriosos o de pretendida excusa que jamás serán admitidos ni compartidos por El Bierzo Digital-Diario del Bierzo. Independientemente del color político de cada uno la violencia nunca será legítima en estos contextos.
Adolfo Canedo es el alcalde de Cacabelos, por tanto, el vecino número uno de su municipio. Representa tanto para bien como para mal a todos los habitantes de la villa del Cúa. Es, en sí mismo, un símbolo hasta que el juego de la democracia le diga que no lo sea. Por lo tanto, todos los demócratas y gente de bien no puede por un momento aceptar hechos similares. La Corporación en Pleno ha condenado los hechos como se esperaba. Es cierto que esta legislatura, como en otros muchos ayuntamientos, está siendo una camino de espinas más que de rosas para toda la Corporación. Gobernar en mayoría minoritaria es difícil y sólo con pactos, acuerdos y diálogo se pueden sacar los asuntos hacia delante. Incluso nunca a gusto de todos.
Podremos estar de acuerdo o no con el partido de Adolfo Canedo, con el propio alcalde a nivel personal, pero EBD quiere mostrar hoy y aquí la solidaridad con la máxima representación civil de todos los cacabelenses. Los energúmenos a la cárcel o a rehabilitación psicosocial.
