A falta de los últimos retoques, que se realizarán esta semana, el 24 de mayo el Monasterio de San Pedro de Montes se viste de largo para celebrar la finalización de las obras del centro de recepción de visitantes e iniciativas de Montes de Valdueza, financiadas por el Ministerio de Fomento a través del 1,5% Cultural, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y la Real Fundación Hospital de la Reina. En el acto estarán presentes el director general de Arquitectura, Antonio Aguilar Mediavilla, y el consejero de Fomento, Juan Carlos Suárez-Quiñones, junto a la alcaldesa de Ponferrada, Gloria Fernández Merayo, el obispo de la Diócesis de Astorga, Juan Antonio Menéndez, y el presidente de la fundación Hospital de la Reina, Antolín de Cela.
Los trabajos comenzaron en septiembre del pasado año y han consistido en la reconstrucción del ala oriental, un proyecto que se venía gestando desde finales del 2015 mediante la inversión de casi un millón de euros y dentro del ambicioso Plan Genadii para el valle de Oza. La obra se adjudicó a la empresa TRYCSA, especializada en la rehabilitación de edificios históricos como el castillo de Ponferrada, el castillo de Cornatel y la iglesia de San Andrés. Con una duración de ocho meses, la obra de rehabilitación, dirigida por el propio redactor del Plan Director, el arquitecto Eloy Algorri, ha consistido en a habilitación de la panda (ala) oriental del patio del siglo XVIII, construida entre 1745 y 1749, con “el propósito de insuflar una inyección vital al monumento (Bien de Interés Cultural), entendiendo que una operación de esta naturaleza es la más eficaz para garantizar su pervivencia en el futuro”, según sus responsables. La intervención alcanza una superficie construida de 1.097 metros cuadrados. Complementariamente, se impermeabilizó el trasdós de las bóvedas que forman el techo de la antigua cocina.
La Fundación Hospital de la Reina, presidida por el rector de la Basílica de la Encina, Antolín de Cela, en quien la Diócesis de Astorga delegó la gestión del monumento, proyectó la habilitación de la planta baja con un zaguán, unos aseos para los visitantes y una sala polivalente de 150 metros cuadrados que también puedan usar los habitantes de Montes de Valdueza para actividades diversas, desde exposiciones y conferencias hasta bailes, al objeto de contribuir a la dinamización de la localidad.
En la planta alta se han habilitado cinco dependencias que podrán utilizarse como dormitorios en formato de albergue, equipados de unos aseos comunes, e instalaciones de fontanería, calefacción y ventilación, necesarias para alcanzar los niveles de confort requeridos por la demanda social y la normativa técnica. La comunicación entre todas las estancias de la panda es accesible para personas discapacitadas.
En suma, un primer gran paso en el ambicioso proyecto de recuperación del monumento, para el que la Fundación Hospital de la Reina espera conseguir nuevas fases de restauración.
Siglos de historia
El monasterio de San Pedro de Montes fue fundado hacia el año 635 por San Fructuoso con la ayuda de su joven discípulo y albañil Baldario. Tras la muerte de San Fructuoso, los monjes continuaron con la vida monacal en San Pedro de Montes hasta la llegada de San Valerio, el nuevo abad, que como San Fructuoso buscaba la soledad, hallándola en un lugar “parecido al edén y tan apto como él para el recogimiento, la soledad y el recreo de los sentidos”, según se recoge en su obra.
Sobre el 895, San Genadio y los doce discípulos que le acompañaban llegaron al monasterio, en ruinas desde que casi dos siglos antes las razzias musulmanas lo destruyeran, como otros en el Bierzo, y comenzaron su reconstrucción.
Diferentes obras de ampliación y conservación se sucedieron a lo largo del siguiente milenio. Hubo momentos en los que los avatares no tanto del destino como de la vida diaria casi le hacen desaparecer. Pero siempre consiguió salir airoso… hasta 1846, once años después de la exclaustración que supuso la desamortización de Mendizábal, cuando un incendio lo dejó prácticamente en su estado actual, aunque alguna de sus partes fuera utilizada con posterioridad.
En 1999, el arquitecto Eloy Algorri, con la financiación de la Junta de Castilla y León, redactó un Plan Director de restauración del Monasterio. Este mismo arquitecto dirigió la primera fase de la intervención, llevaba a cabo entre el invierno de 2002 y la primavera de 2003, que consistió en el desescombro de las dependencias, el ‘aterrazamiento’ del patio oriental y la recuperación de la rampa por la que los carros accedían a la bodega, las escaleras del claustro reglar, una conducción de agua que recorre el interior de los muros del ala meridional, la cocina monacal y un aljibe. También se procedió a derribar la casa rectoral edificada en el siglo XIX sobre dos ábsides. Finalmente, tras consolidar muros y ruinas se procedió a una limpieza de urgencia de la iglesia y a una cata arqueológica que descubrió varios enterramientos del siglo XI.