El escándalo mediático y social ya estaba en plena eclosión. El Grupo Herrero Brigantina, con dos directivos al frente, no se sostenía. Los trámites para su intervención estaban en marcha. La Dirección General de Seguros había, recordemos, quitado la licencia para operar. El resto de compañías y todos los afectados con productos financieros estaban en retirada…”Creo que fue por sus hijas. Comunicaba con ellas por videoconferencia. Eso alegaba como motivo para volver”, explica un familiar muy cercano de Juan González Herrero. Otros creen, sin embargo, que la caída de su imperio de mentiras hacía peligrar la propia operación en Miami y Medellín, desde donde se habían establecido y teledirigido el grupo de sociedades hasta entonces. Todo corría peligro de perderse, aunque el grueso del supuesto botín estuviera ya fuera de España.
Lo cierto es que las personas de confianza dejadas al cargo del entramado societario se vieron envueltos en un pastel de dimensiones millonarias. Al final vieron que estaban siendo utilizadas, según nos declaran, y dejaron de obedecer. Un hecho significativo es el intento de retirar de administradora única a Olga L. Juan González Herrero supuestamente había vendido la principal empresa HB Servicios Crediticios al constructor madrileño Luis Manzano Herrranz. Y escrituró en la notaria de su confianza, Ana María Gómez, en Ponferrada, un cese de administradora y nombramiento de nuevo administrador. Si bien, como demostramos con mails no pudo vender todo el Grupo en su momento, ahora, de un plumazo había vendido una sociedad y apartado a la que fuera amiga íntima y compañera de trabajo de Kelly Galeano en un hotel de la capital berciana. “Muy del estilo de Juan -comentan los exdirectivos y algunos aún socios de HB- cuando te interpones o desobedeces a él o a Kelly te fulminan de inmediato. Por cierto, yo sigo siendo socio y a mí nadie me ha comprado mis acciones”, sentencia renegando un alto directivo de su etapa allí.
Testaferro madrileño
El resultado es que en el Registro Mercantil seguía figurando la anterior administradora, y la batalla judicial por ese lado también comienza. Luis Manzano Herrranz cuenta en su currículum con dos constructoras en Arrroyomolinos, Madrid, que han causado quiebra. Empresario de poca suerte en los negocios al parecer. De él poco más se encuentra en los archivos y registros. Nadie sabe nada más de él. Nos recuerda a la figura en Colombia y Miami de “Mauricio”, como le apodan coloquialmente los trabajadores y exdirectivos. ¿Estamos ante un nuevo testaferro? ¿Cómo se ha hecho con el cien por cien de la empresa cuando cuenta con socios que no han vendido? Algo más que aclarar ante el juez Pedraz en la Audiencia Nacional.
Vida nueva
Con el pasaporte retirado, el “¡Viva Colombia!” escrito en un mail de otras entregas de esta investigación publicado y la tarjeta green card para Miami sin poderla usar, Juan González Herrero es visto recogiendo como si tal cosa a sus hijas en el colegio privado al que las lleva su madre en Ponferrada. Un afectado por la estafa llama a la Policía Nacional y se forma otro revuelo mediático. Se le toma la afiliación y se le permite volver a su suntuoso chalet de la urbanización Patricia. Chalet que en el registro policial de los archivos del Grupo Herrero Brigantina figura en un AZ los planos y la sucesión de ventas y compras entre Juan González Herrero y sus empresas, a mayor precio, eso sí. También en el Registro de la Propiedad figuran los cambios de titularidad. Paga la empresa, pagan los presuntos estafados… Los relojes de lujo, vehículos de la empresa y otros enseres son retirados por la Policía. Los alquileres de vuelos privados no se pagan más. La flotilla de coches de alta gama, distribuidos entre familiares de Kelly, son retirados por la propia empresa, todos con leasing. “Algunos tuvimos que irlos a recoger con denuncia de por medio porque no los traían”, comenta un trabajador al que le cayó parte de responsabilidad a última hora en el quebrado Grupo. De mala gana, el “clan colombiano que ha sustituido al familiar asturiano”, pronto se resarcirá de esta ofensa para ellos.
Se cancelan webs, perfiles en redes sociales, fotografías…De repente todo desaparece. Aún así, el ritmo de vida sigue siendo frenético. En los mejores restaurantes, siempre sonrientes, Juan y Kelly, Kelly y Juan, hacen vida de grandeza en la pequeña ciudad de Ponferrada para el asombro de toda la sociedad. “Vienen a menudo por aquí. Son muy educados y amables. Cualquiera diría…”, nos comenta la dueña de una céntrica cafetería que frecuenta el matrimonio objetivo y centro de la “trama delictiva, grupo criminal”, según el comunicado policial.
Nueva empresa, viejos métodos
El despacho de abogados Fernández Lorido-Blanco Álvarez, contratados por los directivos del Grupo al que se le vino encima la caída en los abismos de las empresas, contratan a estos dos abogados ponferradinos. Semanas después, en un acto sorprendente, reaparecen como abogados de Juan González Herrero, con quien además constituyen la empresa LEYEC 2024 SLP. Se crea en Ponferrada el 31 de enero de 2024, con un capital social de 3.000 euros y teniendo como socios a Juan González Herrero, Ricardo Fernández Lourido y Gabriel Blanco Álvarez, este último conocido por el famoso caso Fríger en el Bierzo.
Juan González Herrero alquila oficina al lado de sus socios en el céntrico edificio San Remo de Ponferrada, Calle Fueros de León 1, 1º A. Y redactan como objeto social “actividades jurídicas”. La sociedad tiene por objeto exclusivo la actividad propia del ejercicio de los abogados y economistas forenses. Incluso comienzan a ofrecer trabajo por redes sociales con el mismo método anterior. Nombres de cargos sonoros, sueldos y mucho marketing de por medio. De hecho, al igual que se hizo con la Torre Europa en Madrid, se habilita una dirección postal y un correo electrónico en un edificio de oficinas nada menos que en el Calle Serrano de Madrid. “Según como te vean así te tratan”, es una de las frases favoritas de Juan González Herrero.
Y así, tras los lentos pasos de la Audiencia Nacional y la Policía, cuando entran a la sede central no quedan ordenadores, ni documentos en las dependencias de Presidencia, se cierra la fase de instrucción en el que han pasado por Comisaría nueve exdirectivos que no han sido detenidos, como afirmaba el comunicado policial, sino fichados y tomada declaración. La Policía centra el núcleo duro en Juan González Herrero, Miguel Ángel Barba y Óscar Torres como los tres supuestos cerebros de la trama. Grupo con la cara visible de JGH y sus primos J. y C. A.H., luego sustituídos por Kelly Galeano. Con todos ha ido acabado mal. Las oficinas y otros inmuebles en venta para atender los impagos a la Seguridad Social y la Agencia Tributaria, sólo a ésta son más de 7 millones de euros debidos, casi 300 trabajadores en situación de entrada en el FOGASA y decenas de millones de euros estafados a cientos de víctimas por toda España. “Pero no pasa nada. Aquí nunca pasa nada”, nos dice Jose (sin acento), una de las 70 personas que en la provincia de León se están uniendo para ahorrar gastos en un desesperado intento de recuperar sus ahorros.
Este macrorreportaje de investigación no hubiera sido posible sin la ayuda inestimable de la plantilla de El Bierzo Digital, en especial de Álex y Quinito. A dos familiares de Juan González Herrero, a varios exdirectivos del Grupo Herrero Brigantina, a muchos extrabajadores. Todos han aportado abundante documentación e información. A los compañeros, Yago de La Nueva España, Joaquín Gil de El País y especialmente a Soledad Arroyo de Antena3TV por su aliento y apoyo. A Manolo, siempre fiel y profesional, y a quien ya sabe, pues nos unen muchas horas de barandilla y nos comunica el río Sil.
Alejandro Julián García Nistal, editor
Durante los meses en que se ha realizado esta exhaustiva investigación periodística dos exaltos cargos del Grupo Herrero Brigantina han sido amenazados, uno de ellos de muerte, telefónicamente. Una de las llamadas fue anónima y otra no. No se han presentado denuncias. Además, un abogado que representa a casi 400 estafados en Andalucía ha sido denunciado mediante querella por Juan González Herrero en la que pide 30.000 euros por daños a su honor. El propio periodista y editor de este periódico se enfrenta a una querella interpuesta también por Juan González Herrero en este caso su honor lo cuantifica en 300.000 euros.
“Mi honor no tiene precio y si tiene precio no es honor” Miguel de Cervantes
Que vergüenza!!! La avaricia rompe el saco.